En una emotiva publicación en su perfil de Facebook, Salvador Lester Camejo narra su desagradable vivencia en El Don Ávila (La Espada), un conocido bar-restaurant propiedad de la empresa estatal Palmarés en Ciego de Ávila.
Según su testimonio, fue discriminado en su propia ciudad por el simple hecho de ser cubano y no generar ingresos en dólares, lo cual, según él, lo convierte en un «ciudadano de segunda».
«Es indignante que en mi propio país me discriminen por ser cubano y no ganar dólares del ‘enemigo’, negándome preferencias en centros turísticos», lamenta Lester Camejo.
La experiencia comenzó cuando pidió un café al dependiente, quien le informó que, por orden de la dirección de Palmares, cuando esperan un grupo de turistas, no pueden admitir nacionales en el establecimiento.
Ante esta discriminación, decidió abandonar el lugar y dirigirse a un establecimiento privado cercano, donde pudo disfrutar de un excelente café de importación sin sentirse avergonzado. Aun así, Lester reconoce que «tristemente» tomar un simple café en la calle ya no está al alcance de todos.
«Por mí, pueden cerrar El Don Ávila, nunca más volveré. Que esperen a sus turistas. Mi dinero no lo tocarán más», afirma Lester. Además, les recuerda a la dirección de Palmares y a otras entidades implicadas en este hecho que Cuba pertenece a todos los cubanos y que nada es eterno.
Este incidente ha generado gran controversia y otras denuncias de comportamientos similares por parte de empresas estatales. Lupe Pérez, por ejemplo, relató una experiencia similar en el Museo del Ron en Varadero.
«Esta triste realidad de desterrados en nuestra propia tierra es lamentable. La población está muerta de hambre y necesidad», comenta Cándido Mariano, reflejando la difícil situación que enfrentan muchos cubanos.