En el más reciente capítulo de Vivir del Cuento, titulado “Jugar con la cadena”, Pánfilo y Chequera se ven envueltos en un lío. Chequera, quien ha comenzado a trabajar como custodio en el zoológico, tiene la idea de llevar “la vida salvaje a los barrios” mediante un “proyecto comunitario” que consiste en cobrar a los niños por tomarse fotos con un mono. Sin el consentimiento de Pánfilo, ambos montan el “negocio” en su casa.
Por otro lado, Pánfilo encuentra una cadena de oro con una esmeralda que pertenecía a Adelaida, su difunta esposa. La idea de venderla para arreglar el techo y comprar comida se apodera de su mente.
La situación se complica cuando un león y Roberto terminan inconscientes, y tanto Chequera como Pánfilo son detenidos y sometidos a interrogatorios.
Como es habitual en la serie, el capítulo no pierde la oportunidad de hacer críticas y abordar temas de preocupación para los cubanos, como los altos precios de la carne de cerdo y de los materiales de construcción, así como el desorden monetario.
En medio de la trama, Pánfilo reflexiona frente a la tumba de Adelaida, reconociendo que los líderes permanecen en el poder porque la población lo permite y se preocupan por ellos. Por su parte, Chequera hace referencia a la confiabilidad, comentando que alguien que se escapa ya no puede ser considerado confiable.
¿Cómo saldrán de este embrollo? Si quieres conocer el desenlace, no te puedes perder este emocionante capítulo de la serie. Además, el episodio nos deja con la importante lección de que se puede “jugar con la cadena pero no con el mono”.
El talento de Roberto Perdomo y Félix Beatón como artistas invitados enriquece aún más esta entrega de Vivir del Cuento. Como siempre, la serie televisiva logra combinar humor y crítica social de manera magistral, reflejando las inquietudes y realidades de la vida cotidiana en Cuba. Cada episodio es una ventana a la sociedad cubana y una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos y anhelos de su gente.
La serie continúa siendo un referente de la televisión cubana, generando empatía y conectando con la audiencia a través de sus entrañables personajes y sus historias cautivadoras.
Vivir del Cuento no solo nos hace reír, sino que también nos invita a pensar sobre el mundo que nos rodea y las formas en que podemos enfrentar los desafíos que se presentan en nuestra vida diaria. Sin duda, esta serie es un valioso activo cultural que ha dejado una huella indeleble en el corazón de los espectadores cubanos y de muchos otros en todo el mundo.