En una inspección realizada en la panadería El Mañana, Guanabacoa, se descubrió que todas las pesadas de comprobación estaban fuera de rango, oscilando entre 350 y 370 gramos, en lugar de los 400 gramos reglamentarios.
Además, se detectó que no se cumplían las medidas higiénicas sanitarias en la manipulación de los equipos utilizados para la elaboración del pan. Estas violaciones a las normas han sido notificadas a los responsables de acuerdo con el Decreto 30/21 y la Resolución 87/22.
Lamentablemente, este tipo de irregularidades no es un caso aislado en las panaderías cubanas y ha empeorado debido a la crisis actual. Hace unos meses, en la panadería de Arango, también en Guanabacoa, se encontró que los panes se vendían con menos de la mitad del peso reglamentado.
Esta situación se ha repetido en otras panaderías del país. Por ejemplo, en la panadería La Malta de Pinar del Río, se detectaron panes con menos gramos de lo estipulado, lo que llevó a aplicar multas y sanciones.
La indignación entre los ciudadanos es evidente, ya que consideran que estas prácticas fraudulentas afectan directamente al pueblo, mientras algunos se benefician indebidamente.
Es crucial que las autoridades tomen medidas firmes para garantizar que se cumplan las normas y se mantenga la calidad e higiene en la producción del pan normado. Además, es necesario que se realicen inspecciones periódicas en todas las panaderías para prevenir este tipo de situaciones y asegurar que los ciudadanos reciban el producto conforme a las regulaciones establecidas.
El pan es un alimento básico y esencial en la dieta de los cubanos, por lo que es vital asegurar su calidad y la justa distribución en todo el país. Es responsabilidad de todos, tanto de las autoridades como de los ciudadanos, colaborar en la erradicación de estas prácticas deshonestas y garantizar el acceso a productos de calidad a precios adecuados.
