En un hotel de la cadena española Meliá en Guardalavaca, Cuba, se muestra un despliegue exquisito de platos y delicias culinarias cada noche, según el manager del hotel, David Rodríguez. Las fotos compartidas en Facebook exhiben langostas, dulces y una variedad de comidas elaboradas para los huéspedes.
Por otro lado, el periodista independiente José Luis Tan Estrada destaca la agudización de la crisis alimentaria en la población. Mientras los hoteles disfrutan de abundante comida sin trabas ni escasez, muchos padres se enfrentan a la difícil tarea de decidir qué darles de comer a sus hijos.
Es importante señalar que los trabajadores del turismo no pueden llevarse lo que sobra del buffet, y si son sorprendidos comiendo de lo que queda, pueden ser regañados o despedidos. Esta situación genera descontento entre quienes trabajan en el sector y ven cómo la opulencia de los hoteles contrasta con la escasez y dificultades que enfrenta la población en general.
Una voz de la comunidad cubana lamenta la situación, afirmando que diariamente se compran miles de alimentos para los hoteles, donde se preparan comidas exquisitas y buffets suntuosos con puerco asado y bebidas en abundancia. Sin embargo, toda esta riqueza gastronómica no parece beneficiar al pueblo, que sigue enfrentando la crisis sin recibir un aporte significativo de estos establecimientos turísticos.
Un testimonio de una española que formaba parte de la tripulación de Iberia, operando vuelos desde Madrid a La Habana, refuerza esta realidad. Los empleados de hoteles de lujo, como el Meliá Cohiba, tenían acceso a una gran cantidad de artículos y alimentos que podían compartir con amigos y familiares. Sin embargo, esta generosidad no se extendía al pueblo en general.
Además, los trabajadores del turismo también enfrentaban restricciones y vigilancia. Incluso regalando prensa que sobraba en el avión, podían enfrentar acusaciones y problemas legales debido a la censura y la prohibición de ciertos medios.
La situación descrita en el hotel de Guardalavaca y las vivencias de quienes han tenido experiencias en el sector turístico evidencian una preocupante disparidad entre los recursos disponibles para los turistas y la difícil realidad que enfrenta la población cubana en su día a día.
El contraste entre el buffet lujoso del hotel y las dificultades de los cubanos para acceder a alimentos básicos plantea interrogantes sobre la equidad y la justicia en el acceso a recursos y oportunidades en la sociedad cubana. Es un tema que merece una reflexión profunda y un esfuerzo conjunto para encontrar soluciones que mejoren la calidad de vida de todos los habitantes del país.
