¡Que burla al pueblo! Gobierno cubano venden huesos de vaca sin carne a la población, haciéndolos pasar por carne de res

Redacción

En un alarmante episodio, un residente de Las Tunas expuso en Internet cómo las autoridades cubanas venden huesos de vaca a la población, haciéndolos pasar por carne de res. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) compartió el video en Twitter, donde se aprecia cómo trabajadores descargan la mercancía sin ningún medio higiénico adecuado en una carnicería estatal.

El denunciante reveló que las “costillas de vaca” que venden al pueblo no contienen apenas carne, ya que han sido raspadas minuciosamente con una cuchilla. Los huesos son la única opción de alimento más asequible para la población, dado que los precios en otros establecimientos son inaccesibles.

En otra parte de la provincia oriental, Ileana P. también mostró su indignación al compartir una foto de los “huesos putrefactos” vendidos por el Estado en Las Tunas. La población se encuentra descontenta con esta situación y cuestiona la calidad y ética del gobierno al ofrecer este tipo de productos a los ciudadanos.

El caso de Las Tunas no es aislado, pues hace unos días, vecinos del reparto Kilo 12, en Sancti Spíritus, denunciaron la baja calidad de las costillas de res que el gobierno local comercializaba, sin respetar las normas básicas de higiene y conservación de alimentos. Los costillares fueron descargados bajo un calor intenso y con moscas sobrevolando el área.

Lamentablemente, esta problemática ha sido denunciada en repetidas ocasiones por la población cubana. En ocasiones anteriores, se reportaron situaciones similares en Camagüey y Holguín, donde también se vendían huesos sin carne, poniendo en evidencia la falta de control y ética en la distribución de alimentos en el país.

Resulta alarmante que, mientras algunos líderes cubanos dan conferencias sobre seguridad alimentaria y nutrición en el extranjero, en la propia isla se están ofreciendo productos de baja calidad a la población. Estas prácticas inadecuadas socavan la confianza del pueblo en sus autoridades y plantean serias interrogantes sobre la gestión y distribución de los alimentos.