El cubano Sergio Pérez Amigo, uno de los 33 deportados recientemente a la isla, compartió su angustia al separarse de su hijo de 10 años, quien quedó solo en Estados Unidos, ya que la madre del niño reside en Cuba.
En una entrevista con Telemundo 51, Sergio expresó que esta separación ha sido el momento más difícil de su vida, y recordó las palabras desgarradoras de su hijo diciendo que él no se iría a ninguna parte. Ser padre y enfrentar esta situación es devastador.
En el momento del desalojo, Sergio subió al avión esposado junto a otros deportados y desde la ventana pudo ver a sus familiares llorando abajo. El dolor de dejar atrás su hogar y su familia en Estados Unidos lo ha dejado en una situación desesperante.
Consciente de que ya no tiene casa ni familia en Cuba, Sergio planea buscar un lugar donde vivir y mientras tanto, se refugiará en la casa de unos vecinos. Para él y muchos otros, esta deportación es incomprensible, ya que no tienen antecedentes delictivos y llevan años trabajando en Estados Unidos, huyendo de difíciles circunstancias en sus países de origen.
Por otro lado, el hijo de Sergio, de tan solo 10 años, se encuentra solo en Estados Unidos, y su angustia es evidente en entrevistas anteriores en las que intentó ayudar a su padre con su testimonio. Lamentablemente, sus esfuerzos no impidieron que esta dolorosa situación se hiciera realidad, dejando al niño sin su única figura de apoyo en el país.
El menor confesó sentirse mal porque su padre era todo lo que tenía en Estados Unidos, ya que su madre reside en Cuba y no tiene otros familiares cercanos en el país.
Esta situación pone en evidencia la complejidad y las consecuencias humanas que conlleva la política de deportaciones. Detrás de cada caso hay historias de dolor, separación familiar y sueños rotos. Es importante reflexionar sobre el impacto que estas decisiones tienen en las vidas de las personas y las familias involucradas.
Mientras la comunidad lucha por mantener unidas a las familias y ofrecer apoyo a aquellos que enfrentan situaciones similares, este caso destaca la necesidad de buscar soluciones humanitarias y compasivas para abordar temas de inmigración y deportación. La esperanza es que un día se encuentre una solución que permita reunir a familias separadas y brindar una oportunidad para aquellos que buscan un futuro mejor.