El Matajíbaro, un tesoro culinario perteneciente a ese grupo de platos que corren el riesgo de desaparecer, es considerado el hermano mayor del fufú. Se cuenta que tiene sus raíces en África y que era el alimento de los negros cimarrones que huían de sus esclavizadores. Aunque su origen está envuelto en historias y leyendas, lo que es innegable es su arraigo en una región especial de Cuba, donde los tinajones resguardan historias, el ballet clásico deleita con su esplendor y las calles cobran vida al ritmo de Adalberto y su Son. No faltan quienes sostienen que las mujeres más hermosas de la mayor de las Antillas son de Camagüey. En cuanto a esto último, como he mencionado en otras ocasiones, me sumo a las palabras de Benedetti: hay mulatas en cada punto cardinal. No obstante, un Matajíbaro como el de Camagüey es único e inigualable.
En esta ocasión, presento mi propia versión del Matajíbaro, en una onda más saludable, tratando de dar un giro a nuestra cocina en esa dirección. He optado por sustituir la manteca de cerdo por aceite de oliva y he añadido un toque de tomate. La gran diferencia entre el Matajíbaro y el fufú radica en el proceso de preparación, pues en el primero todo se muele, mientras que en el segundo no.
La esencia del Matajíbaro reside en esa tierra camagüeyana que lo vio nacer. Su sabor, su textura, su aroma, todos se mezclan para crear una experiencia culinaria que trasciende el tiempo y las fronteras. Es una receta que se ha transmitido de generación en generación, un legado gastronómico que merece ser preservado.
Hoy, te invito a descubrir el Matajíbaro en toda su gloria, una joya culinaria que se resiste a desaparecer y que merece un lugar privilegiado en nuestros corazones y paladares. Atrévete a probarlo, a sentir su historia en cada bocado y a deleitarte con su magia tradicional, pero con un toque contemporáneo. Es hora de rescatar y revalorizar nuestras raíces culinarias, y el Matajíbaro es una excelente manera de comenzar.
Te presento la receta del “Matajíbaro”, un delicioso plato que combina la exquisitez de los plátanos machos con panceta de cerdo y una mezcla de sabores únicos. Sigue los pasos y cantidades para disfrutar de esta delicia culinaria:
Ingredientes:
- 2 plátanos machos verdes (plátanos de cocina)
- 1 plátano macho pintón (ni maduro ni verde)
- 200g de panceta de cerdo
- 1 dl de aceite de oliva
- 1 pimiento rojo
- 1 tomate maduro grande
- 1 cebolla de porte medio
- 4 dientes de ajo
- 1 cucharada sopera de vinagre blanco
- 2 hojas de laurel
- 6 granos de pimienta blanca
- Comino molido
- Sal
Instrucciones:
- Comienza lavando los plátanos con su cáscara y córtalos en tacos, como si fueras a hacer tostones. Hierve los plátanos con las hojas de laurel, dos dientes de ajo y los granos de pimienta hasta que estén bien blandos.
- Mientras los plátanos se cocinan, prepara el resto de los ingredientes. Corta finamente el pimiento rojo, el tomate maduro, la cebolla y la panceta de cerdo en trozos pequeños.
- En una sartén previamente calentada con un chorrito de aceite de oliva, agrega en este orden los ingredientes cortados: primero el ajo, el comino a gusto, la cebolla y el pimiento. Luego, incorpora la panceta de cerdo y remueve bien. Finalmente, añade el tomate y cocina todo a fuego lento. Una vez listo, retira del fuego.
- Luego de que los plátanos estén cocidos, pélalos y colócalos en un recipiente junto con el sofrito y la carne. Con la ayuda de una espumadera, apisona un poco los ingredientes para que se mezclen y agrega el vinagre y la sal al gusto.
- Ahora, pasa todo el contenido por una máquina de moler para obtener una masa homogénea y deliciosa.
- En una sartén caliente con unas gotas de aceite de oliva, coloca la masa obtenida para darle forma elegante y dorarla en la superficie.
¡Listo! Ahora puedes disfrutar del exquisito “Matajíbaro”, un plato lleno de sabor y tradición. Su combinación de ingredientes te transportará a la esencia culinaria de Cuba. Atrévete a probar esta delicia y comparte con tu familia y amigos este maravilloso manjar. ¡Buen provecho!