En el municipio de Florida, en la provincia de Camagüey, el artista cubano Iván Carbonell Machuty vive una angustiosa situación. Sus padres fallecieron durante los peores momentos de la pandemia en Cuba, y debido a las restricciones impuestas, no pudo estar presente en sus entierros.
Dos años después, al acudir a exhumar los cuerpos, descubre que el cadáver de su madre no se encuentra en la bóveda; en su lugar, hay un cuerpo de un hombre desconocido. Carbonell relata todo lo sucedido en una carta dirigida al sitio CubitaNow:
En el complicado periodo de Covid-19, mis padres fallecieron en el hospital municipal Manuel Pito Fajardo. Mi madre, Inés Guerra Lombida, murió el 4 de julio, según el dictamen, sin estar contagiada de Covid.
Dos días después, mi padre, Félix Carbonell Sánchez, también falleció. Al enterarme, me dirigí al hospital para despedirme de ellos. Sin embargo, me informaron que el cuerpo de mi padre debía esperar en la morgue, ya que no había carro fúnebre disponible para llevarlo al cementerio.
Después de algunos reclamos, finalmente se encontró un carro funerario, pero no había personal en el hospital para cargar la caja. Me negué a hacerlo sin protección, preocupado por el contagio. Finalmente, un miembro del personal del hospital se encargó de ello y el problema se resolvió.
En ese momento difícil, no permitían que los familiares asistieran al cementerio por temor a contagios. Por lo tanto, el cuerpo de mi padre fue sepultado solo.
Durante dos años, visité regularmente la tumba de mis queridos padres con flores. Llegó el momento de la exhumación para trasladar los restos a un nicho, pero al abrir la bóveda de mi madre, me llevé una sorpresa: ¡no era ella, era el cuerpo de un hombre! Inmediatamente me reuní con el director del cementerio y descubrimos que su nombre y ubicación no aparecían en el libro de enterramiento. Al parecer, el cadáver había sido trasladado desde el hospital sin registro.
Contacté a las autoridades del territorio para explicarles mi situación, y también me reuní con el director municipal de comunales, quien prometió resolver el problema y dar una respuesta al día siguiente. Sin embargo, tras una semana de espera, fui al cementerio y aún no había noticias.
Ahora me veo obligado a esperar hasta finales de julio, cuando finalizan las exhumaciones, para verificar si los restos de mi madre fueron enterrados en otro municipio. Me pregunto: ¿No existe un control adecuado en el libro de enterramiento? ¿Cuánto tiempo tendré que esperar para saber dónde se encuentra el cuerpo de mi madre?