El presunto asesino de Rosmery Ponce Peña, José Luis Domínguez Velázquez, finalmente se entregó a la policía de Güines, poniendo fin a la pesadilla que vivía la familia de la víctima. Domínguez Velázquez estaba prófugo desde el pasado 10 de julio y había amenazado de muerte a los familiares de Rosmery.
La noticia de la detención de Domínguez Velázquez llegó a la familia a través de un vecino, quienes luego se comunicaron con la estación de policía de Güines para obtener más información. Sin embargo, la familia se queja de que no se les informó sobre el arresto y que han vivido días de terror temiendo por sus vidas.
La tía de Rosmery, Yesmely Peña Rondón, relata que la madre de la víctima recibió la noticia del arresto con alivio y quiere ir al lugar donde se encuentra detenido. Por otro lado, el hijo de Rosmery, que aún es lactante, está inquieto y busca constantemente a su madre.
La familia exige que el presunto asesino sea condenado a cadena perpetua y que pague por su crimen. Aunque están más tranquilos, siguen clamando por justicia por haberle arrebatado la vida a una joven con un futuro prometedor y un hijo al que amaba.
Según relata la familia, el hombre planeó fríamente el asesinato, esperando a que Rosmery visitara a una amiga para dispararle por la ventana de la casa. Aunque desconocen los detalles del arma utilizada, han escuchado rumores de que se trata de una escopeta propiedad de Domínguez Velázquez.
Rosmery decidió romper la relación abusiva y pedir ayuda a su familia para salir de la casa de su maltratador. Antes de irse, el hombre amenazó con matarlas a todas. La joven tenía sueños de reconstruir su vida, encontrar trabajo y concentrarse en su hijo, a pesar de las advertencias de su agresor.
Se sabe que Domínguez Velázquez tenía conexiones con la policía local y se jactaba de ello públicamente. Además, se le conocía como un informante que vigilaba y reportaba las actividades de los residentes de la zona.
Rosmery Ponce Peña soñaba con encontrar la felicidad y darle a su hijo lo que ella nunca tuvo. A pesar de los tres años de abuso y control, ella esperaba construir un futuro mejor. Sin embargo, su vida fue truncada por la violencia de su expareja.