El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) ha tomado la decisión de prohibir la exhibición de películas de animación restauradas por el reconocido cineasta independiente Miguel Coyula. Esta acción se considera una clara represalia por la publicación de fragmentos del audio de la Asamblea de Cineastas Cubanos, una grabación que las autoridades habían prohibido.
Miguel Coyula es conocido por dirigir destacadas películas del cine cubano contemporáneo, como “Memorias del desarrollo” (2010), “Nadie” (2017) y “Corazón azul” (2020), todas censuradas en la Isla. Lamentablemente, la prohibición de exhibir las películas restauradas no solo afecta su obra, sino también al pueblo cubano.
En una entrevista con Diario de Cuba, Coyula reveló que las proyecciones de las películas restauradas estaban programadas para realizarse en el cine Acapulco como parte de la programación de verano. Sin embargo, fueron retiradas de la programación debido a su participación en el proceso de restauración. Según Coyula, esta decisión es una muestra clara de la ridiculez de la situación.
Las películas canceladas son clásicos de culto de la animación internacional que se estrenaron en Cuba en la década de 1980 y son muy apreciados por los amantes del cine en la Isla. Entre ellas se encuentran los animes japoneses “El pájaro de fuego”, “Voltus V”, “Yaltus”, “Tecnopolicía en acción” y “Cyborg 009”, así como la coproducción estadounidense-japonesa “El último unicornio”.
El trabajo de Miguel Coyula consistió en adquirir nuevas ediciones de estas películas en el extranjero y realizar su remasterización en alta definición. Además, sincronizó las voces dobladas por destacados actores cubanos con las bandas sonoras, las cuales irónicamente fueron producidas por el ICAIC y dirigidas por reconocidos realizadores del cine institucional, como Fernando Pérez y Manuel Pérez.
El programa fílmico estaba previsto para ser presentado en el cine Acapulco el próximo domingo 16 de julio, con motivo del Día de los Niños en Cuba. Lamentablemente, la censura impuesta por el ICAIC ha impedido que el público cubano disfrute de estas obras restauradas y limita la diversidad cultural y artística en la Isla.