Recientemente, un joven cubano de 18 años, identificado como Samuel Mesa, ha sido detenido bajo la acusación de robar productos de una micro, pequeña y mediana empresa (mipyme) en Cambaíto, municipio Remedios, en Villa Clara. Según informes provenientes de la página de Facebook llamada Fuerza del Pueblo, Mesa habría sustraído diversos artículos, incluyendo pomos de aceite, frazadas de piso y botas de goma.
Esta no es la única ocasión en la que Samuel Mesa ha sido involucrado en actividades delictivas. Según la misma publicación, previamente había robado en una vivienda, ingresando a la misma después de romper una ventana. En ese caso, los objetos robados fueron recuperados y devueltos a sus dueños. Actualmente, Mesa se encuentra en prisión, enfrentando cargos por robo con fuerza.
Este caso se suma a otros publicados en los últimos meses por perfiles y cuentas oficialistas, que buscan reafirmar la imagen de la policía cubana frente a los cuestionamientos sobre su efectividad ante el aumento de delitos en el país. Sin embargo, más allá de esta situación particular, es importante reflexionar sobre los desafíos de seguridad y control que enfrenta el emergente sector empresarial cubano.
En un intento por hacer frente a la crisis económica, el régimen comunista de La Habana ha aprobado la creación de mipymes en la isla. Estas empresas, que pueden ser de propiedad privada, estatal o mixta, buscan impulsar la actividad económica y brindar mayores oportunidades a los ciudadanos. A pesar de su potencial para generar desarrollo, existen preocupaciones relacionadas con la seguridad y el control en este sector.
El crecimiento de las mipymes ha sido considerable, con la aprobación de 100 nuevos negocios en junio, sumando un total de 8,364 solicitudes admitidas desde 2021. Estas empresas tienen reconocimiento jurídico y operan en diferentes áreas, excepto en sectores considerados “estratégicos” como la salud, las telecomunicaciones, la energía, la defensa y los medios de comunicación, que están administrados exclusivamente por el gobierno.
Aunque las mipymes han sido vistas como un oasis en medio del desabastecimiento generalizado en Cuba, también han surgido críticas sobre los precios a los que venden sus productos. Algunos ciudadanos han expresado su descontento por el aumento de precios sin una regulación efectiva.
Un cubano, comentando un artículo de la prensa oficialista, señalaba: “¿Y qué han resuelto las mipymes? A no ser enriquecerse subiendo precios sin que nadie los controle. Vamos muy mal si seguimos así. Recuerden que estamos en un estado socialista, a veces me parece que no estoy viviendo en él y soy revolucionario. ¡Revísense!”.