La hipocresía y la doble moral de los líderes comunistas en Cuba vuelven a quedar expuestas en esta ocasión, a través de una imagen viralizada de Lis Cuesta, la esposa de Miguel Díaz-Canel, luciendo unos costosos zapatos valorados en más de 300 dólares. Esta situación contrasta fuertemente con la realidad del cubano promedio, para quien resultaría impensable adquirir calzado de ese precio.
Según se ha podido constatar, los zapatos que Lis Cuesta luce son de la reconocida marca italiana Salvatore Ferragamo, y su precio alcanza los 363 dólares en algunas tiendas en línea.
Resulta irónico ver cómo la «primera dama» ostenta con orgullo un calzado tan caro mientras el pueblo cubano se hunde cada vez más en la miseria, debido a las políticas impuestas por el régimen comunista encabezado por su esposo, quien ha sido puesto a dedo y actúa como títere de los Castro.
Las redes sociales no han tardado en reaccionar ante esta muestra de ostentación por parte de Lis Cuesta, y los memes se han difundido rápidamente. Algunos internautas han señalado que los pies de la «primera dama» parecen apretados en los costosos zapatos que utiliza.
Mientras Lis Cuesta disfruta de zapatos caros, los cubanos de a pie continúan sufriendo la escasez de alimentos, la falta de medicinas y la decadencia del sistema de salud. Esta situación evidencia una vez más la doble moral de los líderes comunistas, quienes exigen «sacrificios» al pueblo mientras ellos mismos se enorgullecen de lucir marcas internacionales en su vestimenta.
Es importante destacar que esta no es la primera vez que se viralizan imágenes de líderes comunistas cubanos luciendo prendas de alta gama en redes sociales. Incluso el propio Miguel Díaz-Canel ha protagonizado situaciones similares, y recientemente se descubrió que utiliza un iPad valorado en más de 2000 dólares.
Estas muestras de ostentación y lujo por parte de los líderes comunistas contrastan drásticamente con la realidad del pueblo cubano, que enfrenta enormes dificultades económicas y sociales. Mientras ellos disfrutan de privilegios y derrochan recursos, la población sufre las consecuencias de un sistema que ha demostrado ser incapaz de proporcionar una vida digna para todos.