La delincuencia y las estafas en Cuba continúan siendo un problema preocupante para los ciudadanos. Recientemente, un cubano denunció en las redes sociales una estafa perpetrada por una mujer en Holguín.
Este incidente puso de manifiesto una serie de casos similares, en los que las víctimas llegaron a perder grandes sumas de dinero, alcanzando incluso los 20 000 pesos. La comunidad local se encuentra consternada por estas acciones delictivas y busca alertar a otros sobre los peligros y modus operandi de los estafadores.
En este artículo, analizaremos los testimonios y las experiencias compartidas por los afectados, así como las medidas que se pueden tomar para prevenir este tipo de situaciones.
El denunciante, Anyel Varona, hizo público su caso en un grupo de Facebook de Holguín, con el objetivo de alertar a otros residentes sobre la estafa que había sufrido su amigo. Según relató, la estafadora se hizo pasar por una trabajadora de un almacén del hospital y engañó a su amigo ofreciéndole azúcar a un precio atractivo.
Ambos acordaron la cantidad y se dirigieron juntos al hospital para completar la transacción. Sin embargo, al regresar al lugar acordado, descubrieron que la mujer había desaparecido con el dinero en mano. Varias personas que presenciaron la escena confirmaron haberla visto ingresar al hospital, pero no lograron atraparla.
El modus operandi de la estafadora involucraba seducir a sus víctimas con precios atractivos y productos de alta demanda. Otros afectados también compartieron sus experiencias, revelando que la mujer utilizaba diferentes artimañas para engañar a las personas.
Un cubano relató cómo la estafadora le ofreció la venta de dos sacos de azúcar a un precio muy bajo, y aunque sospechó de la autenticidad de la oferta, su conocido cayó en la trampa y perdió su dinero. Además, se señaló que un guardia del hospital parecía estar en connivencia con la estafadora, lo que aumentaba la sensación de impunidad de la delincuente.
La descripción física proporcionada de la estafadora permitió a otros identificarla o relacionarla con casos similares. Según las descripciones, la mujer tenía una estatura aproximada de 1.50 metros, piel no tan blanca, ojos negros y cabello corto estirado con un moño. Vestía un nasobuco negro de tela, blusa negra y blanca, pantalón licra de color ahumado, y llevaba un monedero grande que parecía una cartera.
Las reacciones de la comunidad cubana fueron diversas. Algunos expresaron su solidaridad con la víctima y compartieron sus propias experiencias de estafa. Otros, sin embargo, criticaron al denunciante por confiarse en la estafadora.
Ante las críticas, el afectado defendió su situación y señaló que cualquiera podría haber caído en la trampa, ya que los estafadores suelen ser profesionales en su arte. Asimismo, se hizo hincapié en que el hecho de que la estafa implicara productos pertenecientes al hospital no debería ser motivo de culpabilización para la víctima, ya que en el país la escasez de estos productos es común y la gente está dispuesta a comprarlos donde sea posible.
La creciente delincuencia y las estafas en Cuba, como el caso denunciado en Holguín, son motivo de preocupación para los ciudadanos. Las personas deben estar alerta y tomar precauciones para evitar ser víctimas de engaños y pérdidas económicas.
La difusión de información sobre los modus operandi de los estafadores, como el descrito en este artículo, es fundamental para educar a la comunidad y prevenir futuros incidentes.