Una pareja cubana que tenía el anhelo de disfrutar de su luna de miel en un hotel de Cayo Coco se vio frustrada al enterarse de que las reservas solo pueden hacerse desde el extranjero. Johanna Jolá Álvarez compartió en su perfil de Facebook la experiencia de su nuera al acudir a los burós de reservaciones ubicados en el céntrico Vedado de La Habana. Según relató Johanna, en ambos lugares le informaron que «NO HAY RESERVACIONES PARA CUBANOS» y que estas solo están disponibles desde el extranjero.
Esta situación generó una serie de cuestionamientos por parte de Johanna. ¿Cómo es posible que en las páginas oficiales se niegue que existan restricciones para los cubanos en los Cayos, cuando hechos como estos ocurren a plena vista de todos? En sus propias palabras, «los cubanos tenemos que tener prioridad en nuestro pedacito de suelo. Las políticas discriminatorias son injustas e inmensamente nocivas». Johanna invitó a quienes desearan hacerlo a verificar lo que estaba denunciando.
La indignación de Johanna era comprensible. Consideró «imperdonable» que en Cuba los residentes no puedan reservar alojamientos en hoteles y solo puedan hacerlo si alguien lo paga desde el extranjero. Además, lamentó que muchas familias de clase media tengan dificultades para reunir los recursos necesarios para unas vacaciones. Si bien ella misma podría resolver la situación de su hijo y nuera, no pudo evitar pensar en aquellos que no tienen esa posibilidad. Para Johanna, quedarse callada no era una opción.
Esta denuncia salió a la luz dos semanas después de que el Hotel Angsana Cayo Santa María se disculpara por una carta que circuló en redes sociales, en la que se informaba a los trabajadores que los cubanos no podrían hospedarse en el centro. Sin embargo, en una nueva comunicación, la directora de Ventas y Marketing del hotel aclaró que había sido un error de redacción y pidió ignorar el contenido de la carta anterior. Según la institución, los turistas nacionales pueden reservar en el hotel a través de socios comerciales, evitando sitios de compra ilegales.
El caso del Hotel Angsana pone de manifiesto la necesidad de verificar la información antes de sacar conclusiones precipitadas. En un principio, la carta filtrada generó indignación debido a su contenido, pero posteriormente fue desmentida por Gaviota, empresa hotelera perteneciente al Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA). Esta situación demuestra la importancia de obtener información precisa y confirmada antes de tomar decisiones o emitir juicios.
En abril pasado, Johana Tablada, subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, hizo una declaración en la que aseguraba que en Cuba los hoteles pertenecen al pueblo y que el dinero gastado por los turistas extranjeros se destina a servicios públicos como la salud y la educación. Estas declaraciones contrastan con la percepción en Estados Unidos, donde se afirma que el dinero gastado en Cuba va a parar al ejército. Johana Tablada enfatizó que en Cuba el dueño de los hoteles es el pueblo cubano.
La experiencia de la pareja cubana que no pudo reservar un hotel en Cayo Coco y las situaciones similares denunciadas por Johanna Jolá Álvarez ponen en evidencia la existencia de restricciones y discriminación en el acceso a determinados servicios turísticos en Cuba. Si bien se ha desmentido parte de la información, es importante que las autoridades correspondientes brinden aclaraciones claras y transparentes sobre las políticas de reserva en los hoteles para evitar confusiones y descontento entre los cubanos.