Elián González, el protagonista de uno de los eventos más recordados en la historia de Cuba hace más de dos décadas, ha compartido en una entrevista con la agencia AP que también experimenta los apagones que afectan, especialmente, a su hija pequeña, y se ve obligado a hacer largas filas para comprar pollo. Aunque respalda el derecho del pueblo cubano a expresar su descontento, advierte con un tono de soberbia que es importante saber a quién culpar por la crisis económica que atraviesa el país.
En sus propias palabras, “Todos tenemos el derecho de manifestarnos y estar inconformes con lo que nos sucede, pero creo que siempre hay que tener la cabeza bien puesta en su sitio y pensar por qué suceden las cosas antes de salir a manifestarse”. Elián hace hincapié en la importancia de reflexionar sobre si la culpa recae en el gobierno o en otros factores que impiden que Cuba reciba lo que necesita en tiempo y forma. Esto evidencia el enfoque importador del régimen castrista, que no permite que el sector privado produzca bienes y servicios.
En su opinión, el “bloqueo y las sanciones de Estados Unidos contra Cuba” son los responsables de la actual situación de miseria en la isla. Desde su posición como diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), Elián confía en el modelo cubano y en lo que se ha intentado construir, pero reconoce que aún queda mucho por hacer.
Aunque se graduó como ingeniero industrial y apoya la idea de seguir el camino del comunismo, como la cúpula militar, Elián sostiene que implantar el capitalismo sería nefasto para Cuba, argumentando que es un país pequeño y con pocos recursos, y que se asemejaría más a Haití que a otras sociedades capitalistas exitosas.
Respecto a aquellos cubanos que ya no creen en el gobierno comunista y han optado por emigrar en masa, Elián expresa respeto por su decisión, recordando que su madre también tomó ese camino en 1999, aunque trágicamente terminó en su fallecimiento. Él anima a los emigrados a hacer todo lo posible para que Cuba recupere un estatus similar al de cualquier país del mundo, con la esperanza de que la presión ejercida pueda levantar las sanciones y permitirles regresar algún día a reunirse con sus familias.
Elián trabaja en AT Comercial Varadero, una empresa que brinda servicios a la empresa estatal de turismo Gaviota, que forma parte del conglomerado militar Gaesa. Aunque es consciente de que sus privilegios difieren significativamente de la gran mayoría de los cubanos, incluso admite que probablemente le hubiera ido mejor viviendo fuera de Cuba, él sostiene que su decisión de quedarse y luchar fue la correcta, ya que cree que hay muchas cosas buenas en el país que vale la pena salvar.