El Taiger, uno de los artistas más populares del género urbano actual, ha demostrado en numerosas ocasiones su profundo respeto por las tradiciones culturales y religiosas de su natal Cuba. En su más reciente viaje a La Habana, el cantante visitó un proyecto comunitario Abakuá en el barrio de Los Pocitos, donde tuvo la oportunidad de compartir con miembros de esta sociedad secreta masculina.
«Akokán, cultura de mi linda tierra afrocubana. Lo que sale del corazón no hay cabeza que lo pare. La bendición de mis hermanos Efí & Efó proyecto cultural», expresó El Taiger en su perfil de Instagram, acompañando una serie de fotografías que muestran su conexión con esta importante cultura cubana.
En Los Pocitos, una zona habitada por personas humildes y arraigada con la cultura religiosa yoruba y abakuá, El Taiger se sumergió en los ritmos y tradiciones de la comunidad, mostrando en todo momento su respeto y admiración por las costumbres de esta cultura. «Akokán», expresión que significa «de corazón» en lengua yoruba, fue el saludo del artista a los abakuás de Cuba.
Los abakuás o ñáñigos son una sociedad secreta masculina que forma parte de la cultura afrocubana. En Cuba, esta sociedad es única en su tipo en todo el continente americano y tiene una gran importancia en la identidad cultural y religiosa de la isla. El Taiger ha demostrado en varias ocasiones su respeto por las tradiciones culturales y religiosas de Cuba, incluyendo la cultura yoruba, que también forma parte de su identidad como individuo y como artista.
En la actualidad, El Taiger se encuentra en gira por Europa, acompañado de su novia Jany Mesa, pero siempre lleva consigo sus raíces cubanas y su compromiso con la comunidad. Durante sus visitas a Cuba, el reguetonero ha compartido con diversas comunidades religiosas y culturales, mostrando un profundo interés en mantenerse conectado con sus orígenes y en promover la riqueza de la cultura de su país.
Además de su visita a Los Pocitos, El Taiger también ha compartido tiempo con niños en las calles de La Habana, jugando fútbol con ellos y mostrando que, a pesar de su fama y éxito, sigue siendo una persona cercana y comprometida con su comunidad. Para el reguetonero, cada visita a Cuba significa una oportunidad para reconectar con sus raíces, aprender de las tradiciones culturales y religiosas de la isla y compartir su amor por la música y la vida con su gente.