El auge del capitalismo en Cuba impulsado por el dinero de las remesas familiares ha dado lugar a un sistema ingenioso pero complejo que permite a los empresarios privados cubanos evadir las sanciones financieras de Estados Unidos y adquirir suministros del extranjero para sus negocios en la isla. Esta expansión espectacular del sector privado en Cuba ha superado al gobierno en términos de empleo y de importación de suministros, estimándose en mil millones de dólares para finales de año.
Las empresas de remesas con sede en el extranjero, principalmente en Miami, son las encargadas de facilitar estas transferencias de dinero a Cuba, utilizando los fondos recolectados de los cubanoamericanos para comprar y enviar suministros solicitados por los empresarios cubanos. A su vez, los empresarios en Cuba reembolsan a estas agencias, quienes utilizan el efectivo en la isla para entregar las remesas. Al no pasar por el sistema bancario cubano, el gobierno no puede imponer tarifas a estos fondos.
El diario Miami Herald ha hablado con empresarios en Cuba, un consultor en Miami y cubanoamericanos cercanos a la comunidad empresarial privada de la isla, quienes describieron este sistema informal que está financiando el rápido crecimiento del sector privado, fuera del alcance del gobierno cubano. Algunos empresarios han preferido mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
Este sistema alternativo se ha vuelto necesario debido al obstáculo clave que enfrentan los empresarios privados cubanos: el embargo de Estados Unidos. Este embargo prohíbe que el sistema bancario estadounidense y cualquier banco internacional que haga negocios en Estados Unidos brinde servicios financieros a las personas en la isla. Como resultado, los empresarios cubanos no pueden acceder a préstamos bancarios para pagar suministros, envíos, salarios y otros gastos comerciales.
La falta de acceso a los servicios bancarios internacionales ha llevado a los empresarios cubanos a buscar soluciones creativas. Algunos de ellos, como aquellos con doble nacionalidad, casados con extranjeros o con experiencia en el extranjero, pueden tener cuentas bancarias en otros países. Sin embargo, mover dinero dentro y fuera de Cuba sigue siendo un desafío debido a las restricciones del embargo y a los límites impuestos por el gobierno cubano sobre la cantidad de divisas que los cubanos pueden sacar de sus cuentas bancarias.
Ante esta situación, los empresarios cubanos han ideado lo que llaman el “círculo cerrado”, aprovechando las grandes cantidades de efectivo recolectadas por las empresas de remesas en el extranjero. Este sistema implica que el dueño de un negocio privado en Cuba se comunique con una empresa de remesas en Miami para realizar un pedido de suministros. La empresa de remesas compra los suministros y los envía a la isla, y luego el empresario cubano reembolsa a los representantes de la agencia de remesas en Cuba. La agencia retiene una parte por brindar este servicio y utiliza el efectivo ya presente en la isla para entregar remesas, evitando así las limitaciones impuestas por el embargo.
El gobierno de Estados Unidos, consciente del papel de las remesas en el crecimiento del
sector privado en Cuba, ha implementado medidas para restringir aún más el flujo de remesas a la isla. En octubre de 2021, la administración del expresidente Donald Trump redujo drásticamente el límite de las remesas familiares a Cuba a $1,000 por trimestre, lo que dificultó el financiamiento de las actividades comerciales y el desarrollo del sector privado en la isla.
Sin embargo, a pesar de estas restricciones, el sistema de remesas y el “círculo cerrado” han continuado operando, aunque con mayores dificultades. Muchos cubanoamericanos y empresas de remesas han buscado formas alternativas de enviar dinero a Cuba, como utilizar intermediarios en otros países o utilizar criptomonedas para evadir las restricciones financieras impuestas por el gobierno de Estados Unidos.