En nuevas revelaciones publicadas por The Wall Street Journal (WSJ), se expone la creciente preocupación de Estados Unidos por la presencia de China en Cuba y las posibles operaciones de espionaje que podrían estar llevándose a cabo desde la isla. Durante el gobierno de Donald Trump, la inteligencia estadounidense monitoreó los movimientos de ejecutivos y especialistas de las compañías tecnológicas chinas Huawei y ZTE, descubriendo que ingresaban y salían de instalaciones sospechosas de albergar actividades de espionaje en Cuba.
Gracias al seguimiento de estos empleados, los funcionarios estadounidenses alertaron sobre el posible papel que los gigantes chinos de las telecomunicaciones podrían estar desempeñando en la expansión de las operaciones de espionaje del régimen de Xi Jinping en la isla. Fuentes anónimas revelaron que Estados Unidos ha tenido información sobre estas actividades desde 2019, cuando la administración Trump cambió su enfoque en las relaciones con China.
Según el WSJ, desde entonces hasta la actualidad, la inteligencia estadounidense cree que los regímenes de Cuba y China gestionan conjuntamente cuatro estaciones de espionaje en la isla. Estas revelaciones han generado un escándalo y han sido vehementemente negadas por La Habana y Pekín. Sin embargo, el diario estadounidense ha seguido agitando el avispero al revelar nuevas negociaciones entre ambos regímenes para establecer una instalación de entrenamiento militar conjunto en la costa norte de Cuba.
En respuesta a estas revelaciones, un funcionario de la Casa Blanca declaró al WSJ que «China seguirá buscando mejorar su presencia en Cuba, y nosotros seguiremos trabajando para interrumpirla». No se pudo confirmar si las sospechas planteadas durante la administración anterior están siendo analizadas actualmente por el presidente Joe Biden.
Huawei emitió un comunicado en el que niega rotundamente estas acusaciones y reafirma su compromiso con el cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables en todas sus operaciones. Sin embargo, la preocupación por el uso de los datos por parte de las compañías de telecomunicaciones chinas no es algo nuevo. Durante el último año, Estados Unidos ha intentado persuadir a sus aliados para que excluyan especialmente a Huawei de sus redes de telecomunicaciones 5G.
El secretario de Estado Antony Blinken, tras regresar de China, transmitió las «profundas preocupaciones» de Estados Unidos sobre el espionaje y las actividades militares de China en Cuba. Enfatizó que esto es algo que se seguirá monitoreando de cerca y que Estados Unidos protegerá su patria y sus intereses.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, mencionó que no era sorprendente ni un secreto que China haya estado tratando de aumentar su influencia y capacidad de inteligencia en el hemisferio occidental, incluyendo su relación de larga data con Cuba. Kirby afirmó que Estados Unidos ha estado monitoreando la situación y tomando medidas para frustrar los esfuerzos de China y proteger sus propios secretos y seguridad nacional.
El congresista Mike Gallagher envió una carta a la directora de Inteligencia Nacional y a la secretaria del Departamento de Comercio, solicitando aclaraciones sobre las políticas para controlar la exportación de tecnología estadounidense a empresas de telecomunicaciones chinas. Gallagher, quien preside el Comité Selecto bipartidista para el Partido Comunista Chino, señaló que Huawei ha ayudado al régimen cubano a modernizar su infraestructura de telecomunicaciones e Internet desde la década de 2000. También destacó la cobertura que brindan las operaciones comerciales de estas empresas en Cuba, permitiendo que funcionarios de inteligencia chinos viajen hacia y desde la isla sin levantar sospechas.
En 2019, el Departamento de Comercio de Estados Unidos incluyó a Huawei en la lista de entidades que requieren licencias para vender productos a la compañía china. En 2020, los requisitos se ampliaron significativamente, pero el Departamento de Comercio ha emitido muchas licencias, lo que permite que los exportadores sigan vendiendo grandes cantidades de tecnología a Huawei.
Estas revelaciones han generado una gran inquietud en Estados Unidos y refuerzan la necesidad de monitorear de cerca las actividades de China en Cuba. Es crucial proteger la seguridad nacional y los intereses del país frente a posibles amenazas de espionaje. El caso de Huawei y su presencia en Cuba plantea interrogantes sobre las implicaciones de la cooperación tecnológica entre ambos regímenes y cómo podría afectar la seguridad tanto de Estados Unidos como de la región en general.