La agencia estatal ACN recientemente destacó la preocupante situación que enfrenta Cuba debido a la baja producción de alimentos en los campos, sumada al desperdicio de miles de toneladas de productos como papas y tomates, los cuales se pierden año tras año sin llegar a la mesa de los cubanos. Ante este panorama, surge la incertidumbre sobre el futuro.
En la provincia central de Ciego de Ávila, la cosecha de papas finalizó por debajo de lo esperado, con una diferencia de casi 6 mil toneladas. Estas cifras representan una falta significativa de alimentos para la población. Las justificaciones giran en torno a factores como el mal tiempo, que incluye tanto sequías como inundaciones, y la falta de recursos, especialmente herbicidas.
El especialista Raúl Monguía Rodríguez, perteneciente a la delegación provincial de Agricultura y encargado del cultivo de la papa, señaló que las altas temperaturas y las lluvias, que interrumpieron la recolección durante hasta 10 días, ocasionaron la pérdida de muchas de estas viandas. Acopio reportó una pérdida cercana al 30% de la cosecha, equivalente a más de 5 mil toneladas de papas en estado de descomposición.
Como resultado, la tan demandada vianda no llegó a las plazas, ni se enviaron los niveles requeridos a provincias como La Habana. Tampoco se alcanzaron las cantidades necesarias para abastecer a la entidad industrial de Ceballos, encargada de la producción de las conocidas «papas prefritas» que se venden principalmente en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC).
Monguía Rodríguez precisó que, con el fin de cumplir con los envíos de papas a Camagüey, Las Tunas, Guantánamo y Granma, además de satisfacer la demanda de al menos 12 libras por persona en Ciego de Ávila, se redujo la cantidad destinada a semillas, Ceballos y Frutas Selectas.
La situación en Ciego de Ávila refleja lo que ocurre en otras zonas del país donde se cultiva este alimento. Según datos oficiales, en 2022, la producción de papas en toda Cuba alcanzó apenas un tercio de lo logrado en 1995, durante una de las peores crisis económicas de la historia de la isla. En la actualidad, ni siquiera se alcanzan esos niveles mínimos.