El reciente anuncio del régimen cubano sobre la concesión de tierras en usufructo al gobierno de Rusia ha generado controversia entre los ciudadanos de la isla. Muchos consideran que esta medida no solo representa una venta del país, sino también una traición a la soberanía nacional.
«La idea es que el nacional sea pobre para que trabaje para los extranjeros, siempre ha sido así», expresó un internauta cubano en Twitter. Las críticas también apuntaron a la falta de oportunidades que enfrentan los agricultores locales para desarrollar sus propias empresas.
Un usuario reclamó: «¿Y el nacional? El que quiere producir, pero depende de Acopio/Ministerio y su transporte, de combustible para riegos y movimientos de tierras, acceso a tecnologías, de fertilizantes, pesticidas, semillas, insumos y todo en MLC, pero no tiene acceso?».
Por otro lado, algunos ciudadanos ven esta medida como una muestra más del fracaso del sistema económico actual y del engaño al que ha sido sometido el pueblo cubano por décadas.
«Todo es irracional, o ciertamente, mentira, engaño y servidumbre a un sistema mayor», expresó una persona nacida en Cuba.
Ante este panorama, el economista Pedro Monreal ofreció su análisis sobre la situación. Para él, la concesión de tierras estatales para la producción debería incluir también un sector privado nacional conformado por «personas naturales» que decidan la oferta de alimentos claves en el mercado interno.
Además, propone limitar a tierras estatales ociosas la que se entregue en usufructo a los extranjeros y vender al sector privado nacional una cifra alta de la tierra estatal, como el 90%.
Desde la perspectiva de los ciudadanos cubanos, estas propuestas no serán tomadas en cuenta por un gobierno déspota que ha demostrado poco interés en fomentar el desarrollo del sector privado en el agro.
Sin embargo, la polémica generada por esta medida muestra el descontento de la población ante decisiones que parecen alejarse cada vez más de las necesidades y aspiraciones del pueblo cubano.
En conclusión, la decisión del régimen cubano de conceder tierras en usufructo al gobierno ruso ha generado reacciones encontradas entre la población, quienes ven esta medida como una traición a la soberanía nacional y una oportunidad perdida para fomentar el desarrollo del sector privado en el agro.
A pesar de las propuestas hechas por algunos expertos, parece improbable que el gobierno cubano tome medidas para promover la competencia e impulsar el crecimiento económico en el país.