En medio de la crisis de combustible en Cuba y las precarias condiciones de las calles en todo el país, resulta llamativo observar un aumento en los últimos meses de automóviles de marcas lujosas y costosas, como Mercedes, BMW y Porsche.
Una página de Instagram llamada «Carros particulares en Cuba» ha surgido como una plataforma para mostrar fotografías de estos lujosos autos en la isla. Esta página ha hecho hincapié en lo que considera «el descaro del bloqueo en Cuba» y cómo aquellos con privilegios o conexiones gubernamentales no parecen verse afectados por la crisis.
En las últimas semanas, esta página ha exhibido una variedad de automóviles, mayormente en las avenidas de La Habana, donde también se pueden encontrar vehículos importados pertenecientes a embajadas y sedes diplomáticas de numerosos países.
Un ejemplo reciente fue la aparición de un «Ford Mustang» en las calles de la capital, un Porsche Cayenne Turbo S en Santa Clara y un F-150 Platinum y un Porsche Cayenne Turbo S en el Meliá de Varadero.
En relación a esta última foto, un usuario cubano comentó: «Hay alrededor de 200 mil dólares en automóviles en esa imagen, pagados al contado. Casi nadie en este país se puede permitir eso, y hay personas que los traen a Cuba desde Miami. Realmente hay algunos exiliados que derrochan, estamos rodeados. ¿Dónde está el supuesto bloqueo brutal?».
Desde finales de abril de este año, se ha permitido la importación de automóviles desde Miami hacia Cuba. Varias empresas en Miami han obtenido licencias del gobierno de Estados Unidos para exportar vehículos usados, camiones y hasta minibuses a particulares en Cuba.
Uno de los propietarios de uno de estos negocios de automóviles en Miami explicó que, además del precio del automóvil, alrededor de 20 mil dólares, se deben agregar alrededor de 6 mil dólares en impuestos y otros 10 mil dólares en logística y documentación.
Este fenómeno de importación de automóviles de lujo a Cuba ha generado controversia y cuestionamientos sobre la equidad y las desigualdades en el país. Mientras que la población en general enfrenta dificultades y restricciones, algunos privilegiados parecen encontrar formas de adquirir automóviles costosos, alimentando así la brecha social existente.