Salen a la luz detalles desconocidos del controversial Hotel K23 que se convertirá en el edificio más alto de Cuba

Redacción

El hotel K23, ubicado en el popular «hueco de 23» de La Habana, está en proceso de construcción y promete convertirse en una destacada incorporación al paisaje de la ciudad. Con una altura aproximada de 154 metros sobre el nivel del mar, este imponente edificio de 44 pisos se eleva sobre la calle con dos sótanos. El uso de hormigón armado es común en las construcciones de la ciudad, y el ingeniero proyectista Alfredo Ledón Llanes destaca que el K23 no es una excepción.

Con más de 500 habitaciones, el diseño del hotel K23 hace referencia a la arquitectura contemporánea y a la arquitectura cubana más reconocida internacionalmente, como el emblemático edificio Focsa y el Hotel Tryp Habana Libre. Según el arquitecto Osviel Carrillo de la Empresa de Proyectos de La Habana, se ha prestado especial atención a la volumetría, imagen y expresión del edificio.

Desde que se comenzó a construir este imponente hotel, han surgido diversos comentarios y preocupaciones en las redes sociales sobre la calidad del hormigón utilizado y la seguridad y salud de los trabajadores involucrados en la obra.

Como característica distintiva, el K23 se construye con una calidad de materiales superior a la media utilizada en Cuba. Según el ingeniero Alfredo Ledón, en Cuba se suele utilizar hormigón con una resistencia de alrededor de 25 Megapascals (MPa), lo que significa que puede soportar aproximadamente 200 kilogramos por centímetro cuadrado de área. Sin embargo, para el K23 se ha decidido trabajar con hormigón de 50 MPa, el doble de la resistencia habitualmente utilizada en el país.

En cuanto a la calidad del hormigón, Alejandro Manuel Silva González, especialista y profesor reconocido de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), señala que las dosificaciones utilizadas en el K23 han sido avaladas por instituciones internacionales y laboratorios nacionales, como el Centro de Servicios Técnicos de Ingeniería y Tecnología de la Construcción (CITEC).

La calidad del hormigón utilizado es rigurosamente controlada y se siguen las normas cubanas y extranjeras correspondientes. Las diferencias de color entre los elementos se deben a la aplicación de diversas fórmulas y aditivos aprobados y validados.

En cuanto al diseño estructural del K23, la mayoría de los edificios altos se diseñan con una torre central que tiene en cuenta la calidad del suelo y la cimentación. El ingeniero Alfredo Ledón explica que los núcleos ubicados a cada lado del edificio contienen las cajas de escaleras y los elevadores, y son los elementos estructurales que resisten la carga del viento, un factor determinante en la construcción de edificios altos.

La cimentación del K23 se realizó sobre pilotes, que son perforaciones cilíndricas en el suelo rellenas de hormigón. Según el ingeniero Ledón, existen dos tipos de cimentaciones: superficiales y profundas. La cimentación superficial implica una pequeña excavación para transmitir las cargas de la edificación al suelo, mientras que la cimentación profunda se basa en pilotes, como es el caso del K23. Los pilotes brindan mayor resistencia y seguridad a la estructura del edificio.

Uno de los desafíos estructurales más importantes del K23 fue el diseño de la columna central, que consistió en fusionar dos columnas en una sola. Esto se debe a que el hotel cuenta con tres columnas circulares en la zona baja, donde se encuentran los restaurantes, el lobby y otras áreas. El objetivo era garantizar una circulación fluida en esos espacios sin interrupciones.

El ingeniero Ledón destaca que se utilizaron columnas de ocho mil toneladas en el K23, ocho veces más pesadas que las construidas anteriormente, como las del Centro de Negocios de La Habana. Se realizaron pruebas piloto para comprobar su resistencia y ajustar el diseño de los demás pilotes de cimentación, lo que permitió ganar en resistencia y seguridad.

Para garantizar la estabilidad del edificio frente a los vientos, el K23 fue sometido a pruebas en un túnel de viento en una reconocida institución en París. Este túnel permite estudiar las presiones de los vientos sobre los edificios, su comportamiento dinámico y la dispersión de contaminantes. Las pruebas se realizaron con velocidades de viento equivalentes a las de un ciclón de categoría cuatro. El Grupo de Aerodinámica de la Construcción de la Universidad Tecnológica de La Habana Cujae asesoró en los resultados obtenidos en el túnel de viento.

La esbeltez del edificio, es decir, la relación entre su altura y su ancho, es un factor crucial en el diseño de un edificio alto. Cuanto más esbelto sea, más sensible será al viento. Ledón menciona que un edificio robusto y de baja altura con una relación altura-ancho grande apenas se verá afectado por un huracán. En el caso del K23, se ha seguido una norma cubana para medir la carga de los vientos y garantizar su resistencia ante fenómenos meteorológicos adversos.

Además de su diseño estructural, el K23 también se destaca por su innovador sistema de producción de agua caliente por recuperación. A diferencia de los sistemas hidráulicos tradicionales que utilizan tanques para distribuir agua caliente, el K23 utiliza calentamientos instantáneos. El agua se calienta en los tanques y luego circula a través de tuberías con intermediadores de calor en los pisos, lo que permite calentarla de forma instantánea al pasar por estos intercambiadores. Esto garantiza un suministro de agua fresca y no recirculada, evitando problemas de presión y retornos.

En cuanto a los sistemas de evacuación y prevención de incendios, el K23 cuenta con sistemas similares a los de otros edificios altos en Cuba. Se emplean patinejos habitacionales y se ha ubicado un sistema contra incendios en la cubierta del edificio. Esto permite sofocar la mayoría de los niveles del edificio con la reserva de agua ubicada en la parte superior, sin necesidad de equipos adicionales ni suministro eléctrico. Además, el edificio cuenta con un sistema automático de prevención de incendios que abarca todas sus áreas.

Con su impresionante alturade 154 metros y sus 44 pisos, el Hotel K23 se alzará como el edificio más alto de todo el archipiélago cubano. Este hotel de cinco estrellas, financiado por la Empresa Inmobiliaria Almest, aspira a convertirse en un punto de atracción en la capital cubana, no solo por su imponente altura, sino también por la tecnología empleada en su construcción.

Desde su concepción, el K23 ha sido diseñado con referencias a la arquitectura contemporánea y a emblemáticos edificios cubanos como el Focsa y el Hotel Tryp Habana Libre. Su volumetría y expresión buscan crear un equilibrio entre la modernidad y la tradición arquitectónica valorada internacionalmente.

Una de las preocupaciones que surgieron a medida que se levantaba este gigante fue la calidad del hormigón utilizado y la seguridad de los trabajadores. Sin embargo, según los expertos involucrados en el proyecto, el K23 se ha construido con una calidad de materiales superior a la media en Cuba.

El hormigón utilizado en la construcción del K23 tiene una resistencia de 50 Megapascals (MPa), el doble de la resistencia habitualmente utilizada en el país. Esta decisión se tomó debido a la complejidad y altura del edificio, así como a su importancia como nuevo referente arquitectónico en la ciudad. Las dosificaciones utilizadas en el hotel han sido reconocidas por instituciones internacionales y avaladas por laboratorios nacionales, garantizando así su calidad y resistencia.

La cimentación del K23 se basa en pilotes, que brindan mayor estabilidad y seguridad a la estructura. Los pilotes son perforaciones cilíndricas en el suelo rellenas de hormigón, que aseguran una base sólida para soportar la carga del edificio. Este tipo de cimentación se ha utilizado en otros edificios altos en Cuba y ha demostrado ser efectiva.

El diseño estructural del K23 ha presentado desafíos interesantes, especialmente en lo que respecta a la columna central. Fusionar dos columnas en una sola fue una tarea compleja, pero necesaria para garantizar una circulación fluida en los espacios de la zona baja del hotel. Además, se realizaron pruebas piloto y se ajustaron los diseños de los demás pilotes de cimentación para mejorar la resistencia y seguridad del edificio.

La resistencia a los vientos también ha sido un aspecto fundamental en el diseño del K23. El edificio fue sometido a pruebas en un túnel de viento, donde se simularon velocidades equivalentes a las de un ciclón de categoría cuatro. Estas pruebas permitieron evaluar el comportamiento del edificio frente a los vientos y ajustar su diseño para garantizar su estabilidad.

Además de su impresionante estructura, el K23 destaca por su innovador sistema de producción de agua caliente por recuperación. En lugar de utilizar tanques para distribuir agua caliente, se emplean calentamientos instantáneos. Esto evita problemas de presión y retornos, y garantiza un suministro de agua fresca y no recirculada en todo el edificio.

En cuanto a los sistemas de evacuación y prevención de incendios, el K23 cuenta con soluciones similares a las utilizadas en otros edificios altos en Cuba. El hotel cuenta con un sistema contra incendios con activación automática, el cual está conectado a una cisterna de reserva de agua ubicada en la cubierta del edificio. Esto significa que la mayoría de los niveles del hotel pueden ser sofocados utilizando esta reserva de agua, sin depender de equipos adicionales o suministro eléctrico. Además, el sistema automático de prevención de incendios cubre todas las áreas del edificio, brindando una mayor seguridad.

El Hotel K23 se encuentra en una etapa avanzada de construcción y cada vez se puede apreciar más su imponente presencia en el horizonte de La Habana. Desde su diseño arquitectónico hasta su sistema estructural y tecnológico, se ha puesto especial atención en cada detalle para garantizar su calidad, seguridad y confort.

Este hotel, con más de 500 habitaciones, promete ser un referente en la industria turística de Cuba. Su ubicación estratégica en el «hueco de 23» cerca del Habana Libre y frente a la heladería Coppelia lo convierte en un punto de interés para los turistas y visitantes de la capital.

El Hotel K23 no solo ofrece una experiencia de hospedaje de lujo, sino que también contribuye al desarrollo arquitectónico y turístico de la ciudad. Su diseño vanguardista y su altura destacada añaden un nuevo elemento al horizonte de La Habana, enriqueciendo su paisaje urbano y convirtiéndose en un símbolo de modernidad y progreso.

La construcción del Hotel K23 es un testimonio del ingenio y la habilidad de los ingenieros y arquitectos cubanos, quienes han logrado superar los desafíos técnicos y estructurales para materializar este proyecto ambicioso. Además, se ha demostrado un compromiso con la calidad de los materiales utilizados, garantizando la resistencia y durabilidad del edificio.

A medida que el Hotel K23 se acerca a su finalización, la expectativa y emoción crecen tanto en la comunidad local como en el ámbito turístico internacional. Este nuevo ícono arquitectónico promete ser un destino de visita obligada para aquellos que deseen disfrutar de la belleza y el lujo en la capital cubana.