La maternidad es un reto en cualquier parte del mundo, pero ser madre en Cuba parece ser especialmente difícil. Una madre cubana recientemente compartió su experiencia en un grupo de Facebook dedicado a madres, buscando apoyo y consuelo. Pero lo que encontró fue algo más: desgarradores testimonios sobre la dura situación actual para criar un hijo en la isla.
“Ya no aguanto esta situación ya no sé qué vender, ya vendí todas mis prendas y más cosas para poder poner un plato de comida en la mesa, si no fuera por mi bebé yo no sé qué me pasaría”, dijo la madre cubana. “Estoy nerviosa de tanto estrés que tengo ya no aguanto más y cada minuto que pasa suben las cosas. Yo soy madre independiente soy luchadora pero ni el trabajo de 24 horas que tengo me da para el sustento”.
Este testimonio es una prueba más de la difícil situación económica que enfrentan los residentes de la isla, a pesar de los presuntos esfuerzos del régimen para apoyar a las madres. Las necesidades básicas están fuera del alcance de muchas familias, y los precios continúan aumentando, lo que hace que sea difícil para las madres cubanas proporcionar lo necesario para sus hijos.
Otras madres se hicieron eco de las palabras de la mujer y compartieron sus propias experiencias en el grupo de Facebook. “La gente parece no tener noción de los precios”, dijo una usuaria. “Aunque no compre culeros desechables no le va a aliviar absolutamente nada porque lo que está viviendo el cubano es una masacre económica”.
Otra madre compartió cómo incluso con ayuda de la familia fuera de Cuba, todavía se enfrenta a dificultades. “Tengo dos pequeños y tengo ayuda de mi familia que no viven en Cuba y así todo hay que ser artista porque no alcanza, no sé hasta donde nos van a llevar”, dijo.
Mientras tanto, otra madre compartió su experiencia como cuidadora de una niña postrada. “Sé como están las cosas y aún así decido irme a despejar para que la niña vea otro ambiente y ya es tan imposible esas preocupaciones y mira que hay que ser artista para disimular y ella no sienta esas preocupaciones, de saber nada más que ya hay que hacer magia cuando entramos a la cocina”.