La actriz cubana Mirtha Lilia Pedro Capó ha dejado huella en la televisión por su admirable interpretación del personaje de Dayana en la novela Asuntos Pendientes. En una entrevista para el canal de YouTube de la también actriz Massiel Dueñas, Mirtha Lilia reveló detalles de su carrera y su vida personal.
Mirtha Lilia nació en Candelaria en Pinar del Río, y cuando decidió presentarse en las pruebas del Instituto Superior de Arte (ISA), muchas personas la desalentaron debido a que desde su provincia hacía más de una década nadie lograba pasar los exámenes.
Sin embargo, ella no se dejó amedrentar y llegó a la escuela casi a punto de cerrar, en un camión que paró en la carretera Pinar del Río-La Habana.
Su perseverancia y ganas de superación siempre han sido una constante en su vida: «siempre tuve la idea de superación, de seguir hacia adelante», afirmó en la entrevista. Estos valores se reflejan claramente en su personaje de Dayana, al que considera como la esencia de Cuba: «Es la cubana que puede estar en cualquier cuadra de nuestro país, la solidaria, la entusiasta…».
Mirtha Lilia también tiene una opinión sobre el racismo en Cuba, y cree que los negros deberían protagonizar más series y novelas en la televisión. Para ella, era importante que su personaje de Dayana fuera auténtico y reflejara la realidad del país.
Pese a las dificultades, Mirtha Lilia ha logrado construir una hermosa familia compuesta por tres hijos y una adorable nieta de cinco años. Gracias a su personaje de Dayana, ha adquirido la capacidad de crecerse ante todas las adversidades y no rendirse.
En cuanto a su vida personal, la actriz confesó ser cristiana y afirmó que aunque se desnudó para algunas escenas en el pasado, no volvería a hacerlo en el futuro. En palabras de Mirtha Lilia, tanto Dayana como ella misma comparten «esa capacidad de sobreponerse ante cualquier dificultad y seguir pa’lante».
Por último, Mirtha Lilia contó cómo surgió el apodo auténticamente cubano de su pareja en la novela, Eliseo, al que llaman «Los Pichingos»:
«Quería buscar una manera bien cubana, que no estuviera manida, de decirle a Eliseo. Empecé a hacer una lluvia de ideas con una prima. A ella se le ocurrió Pichi, pero era muy común. A mí Guañingo, pero me sonaba guajiro. Unimos ambas palabras y salió el Pichingo. Cuando lo dije por primera vez, sabía que tenía fuerza y garra para atrapar al público».