Reportan protestas estudiantiles en la EICTV: ¿Qué está pasando en la prestigiosa escuela de cine cubana?

Redacción

Estudiantes de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños han protagonizado protestas recientemente, reclamando tanto mejores condiciones de vida como también autonomía creativa en su formación. La escritora cubana Wendy Guerra Torres, quien fuera egresada de ese centro educativo, ha publicado información detallada sobre las denuncias y explicado lo que está sucediendo en el sitio.

En su testimonio, Guerra señala que la EICTV está atravesando su peor crisis desde su fundación en diciembre de 1986. La escritora destaca que los alumnos reclaman mejoras en sus condiciones, las cuales pagan ellos mismos para poder disfrutar de una estadía con un mínimo de comodidades. Además, exigen que la Fundación del Nuevo Cine designe a un director extranjero que no esté al servicio de los intereses internos del país.

Guerra recuerda que la EICTV es una institución no-gubernamental y, por lo tanto, debería estar en plena independencia. La escritora destaca que esta escuela cuenta con alumnos cubanos y jóvenes extranjeros que reciben becas para su formación, pero también con estudiantes cuyas familias pagan para que puedan acceder al curso regular y a los diferentes talleres impartidos por profesionales con experiencia cinematográfica.

La EICTV se encuentra dentro de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano que Gabriel García Márquez diseñó, solventó y presidió en su momento. Guerra destaca que la Escuela Internacional de Cine estaba llamada a ser independiente de las instituciones culturales y que García Márquez dejó claro que la escuela tenía fronteras con Cuba, pero no se regía por los métodos de enseñanza o de conducta del resto de las instituciones académicas nacionales.

https://www.facebook.com/wendy.guerratorres/posts/10161573892998265

Según Guerra, tras su creación, la EICTV se convirtió en un espacio de libertad para la creación. Los estudiantes tenían una formación poco esquemática y una convivencia diferente, con libertades y condiciones de vida nunca antes vistas dentro de la asfixia institucional en la isla.

Guerra detalla los problemas que enfrenta actualmente la escuela. Problemas de abastecimiento, robos y la manera poco seria en que la dirección ha evadido el tema sin dar la cara a los alumnos ni interesarse por su situación han llevado a acaloradas protestas dentro de la escuela. Recalca que la mayoría de estos estudiantes pagan una cuota para estudiar en dicho centro y que estos pagos sustentan un proyecto que ya en nada recuerda a los pilares de su fundación.

La escritora cita fuentes consultadas por ella que le confirmaron las protestas y las condiciones generales de la escuela, que contrastan con la vida de sus directivos. La casi inexistente presencia de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, en la figura de Alquimia Peña, transparenta una amarga y terrible verdad. La escuela se ha vuelto una institución con trasfondo político y sostenerla es parte de la “mitomanía revolucionaria”.

Guerra ofrece consejos a la dirección de la escuela y advierte que la designación de Fernando Rojas para «intentar solucionar el asunto» es poco productiva y fuera de lugar. Recalca que esta escuela cuenta con un financiamiento privado y que es diferente a cualquier otra enseñanza artística nacional. La intervención de fuerzas estatales, policiales o represivas