En medio de la crisis generalizada que atraviesa Cuba, son muchos los menores de edad que se ven obligados a trabajar para poder sobrevivir. Un ejemplo de ello son los niños que recogen latas y otros desechos para venderlos como materia prima. Esta realidad fue evidenciada por el humorista Limay Blanco durante un espectáculo en Pinar del Río, donde pudo constatar la difícil situación que viven estos pequeños.
Al encontrarse con tres niños que le pidieron dinero para comprar comida, Limay se conmovió profundamente y decidió hacer algo al respecto. Tras darles de comer en una paladar, los niños pudieron llevarse lo que quedó para sus hogares. Sin embargo, la tristeza de Limay era evidente al saber que estos pequeños deberían estar jugando con sus juguetes en lugar de tener que trabajar para poder sobrevivir.
La situación no solo afecta a los niños, sino también a ancianos y personas enfermas, quienes se encuentran desprotegidos por el gobierno cubano. A pesar de que Cuba es signataria de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU desde 1991, en los últimos años se han cometido varias violaciones contra menores de edad en el país.
Es alarmante pensar que los niños, aunque puedan ir a la escuela, deben trabajar para poder subsistir y no tienen acceso a una nutrición adecuada. Esta realidad les arrebata la oportunidad de tener una infancia libre y llena de oportunidades. Es por ello que activistas como Limay Blanco se esfuerzan por garantizar el acceso a medicamentos, viviendas y productos de primera necesidad para las familias más desamparadas del país.
La historia que vivió Limay Blanco en Pinar del Río es solo un ejemplo de la cruda realidad que viven muchos niños cubanos. La brecha económica y social cada vez más grande en el país obliga a muchos a subsistir en condiciones infrahumanas.