El Gobierno cubano ha culpado a tres supuestos borrachos de las multitudinarias protestas antigubernamentales en Caimanera, Guantánamo, que tuvieron lugar el pasado sábado. Según Lázaro Castellanos Matos, miembro del Buró Municipal del Partido de Caimanera, «la manifestación se inició con tres sujetos que estaban bebidos».
Por su parte, el periodista Miguel Reyes Mendoza, conocido como Miguel Noticias, relató en Facebook que «tres personas que consumían bebida alcohólica empezaron a manifestarse en contra del gobierno cubano en el municipio, luego se les unieron otras que también se expresaron abiertamente por insatisfacciones y necesidades poblacionales que no han sido atendidas con sistematicidad».
Sin embargo, estas declaraciones contrastan con las imágenes y testimonios de la sociedad civil, que indican una represión brutal de manifestantes pacíficos. Una multitudinaria protesta se registró al atardecer del sábado con decenas de personas lanzándose a las calles con gritos de libertad en protesta por la escasez y los apagones.
En respuesta, el régimen cortó la conexión a Internet en todo el país y las fuerzas del Ministerio del Interior reprimieron violentamente a los manifestantes pacíficos de Caimanera.
La plataforma de la sociedad civil Justicia11J publicó un video que confirmó la represión a la protesta de Caimanera, donde dos jóvenes fueron trasladados al Centro de Operaciones de Guantánamo después de ser golpeados por Boinas Negras.
Por su parte, la plataforma ‘Cuba dice NO a la dictadura’ denunció en sus redes que «los militares de la dictadura castrista golpearon a las mujeres y hombres que protestaban pacíficamente en Caimaneras, Guantánamo, mientras cortaban el internet».
La autoridades intentaron minimizar las protestas a través de publicaciones en Internet para aparentar que en el país hay «tranquilidad». Medios de prensa estatales, periodistas oficialistas y defensores de la dictadura compartieron imágenes de calles de Caimanera vacías, con las que trataron de restar importancia a las protestas. Sin embargo, las imágenes y testimonios de la sociedad civil demuestran lo contrario.