Familia cubana estafa miles de euros a una turista canadiense a la que conocían desde hace más de dos décadas

Redacción

Margot, una turista austriaca, tenía una relación de amistad con una familia cubana desde hace más de dos décadas. Sin embargo, esta amistad terminó convirtiéndose en una pesadilla cuando decidió prestarles dinero para la supuesta compra de una casa y terminó siendo estafada.

La mujer relata que tuvo que pagar unos 60 mil pesos en moneda nacional para poder solicitar el contrato de representación y luego le notificaron que el tribunal municipal de Santiago de Cuba rechazaba la demanda por el incumplimiento del préstamo alegando que este se realizó de forma legal y no escrita. A pesar de haber presentado todas las pruebas, documentos, conversaciones por escrito y el comprobante de la forma de dinero que le prestó depositándola a la cuenta de la estafadora Ángeles María Miranda, su caso fue desestimado.

“¿Quién se puede imaginar que con tanto que los he ayudado me pueden estafar de una manera tan cruel y bárbara tratando de ganar más dinero?”, se pregunta Margot, quien confió en la familia cubana basándose en una relación que mantuvieron por más de dos décadas. Además, cada mes su tía enviaba 100 euros a la cuenta de esta familia que la engaño y estafó.

Después de prestarles el dinero para la supuesta compra de la casa, la familia no se conformó y le pidió más dinero para arreglarla y “tenerla en orden y buen estado”. Sin embargo, cuando Margot regresó seis meses después de la supuesta compra, la casa se encontraba deteriorada y sin ningún arreglo.

La situación empeoró cuando durante la pandemia Margot no pudo regresar a Cuba y, al hacerlo, encontró que habían cambiado la cerradura de la casa y le impedían ingresar para sacar sus pertenencias. Entonces, le exigieron otros 12 mil euros para dejarla entrar y recuperar sus cosas. Ante tal situación, Margot decidió ir a la policía y logró ingresar y recuperar algunos de sus objetos personales.

Esta triste historia nos recuerda la importancia de tener cuidado al prestar dinero a terceras personas, especialmente si se trata de desconocidos o personas con las que no se tiene una relación de confianza probada. Además, es fundamental contar con un contrato escrito que especifique los términos del préstamo, así como documentar todas las conversaciones y transacciones relacionadas con el mismo.

Esperamos que Margot pueda recuperar su dinero y que su experiencia sirva de lección para todos aquellos que se encuentren en situaciones similares.