Pavel Molina, hijo del actor, ha manifestado su descontento con la situación actual de las cenizas de su padre, que se encuentran en un panteón sin ningún tipo de reconocimiento. En una publicación desde su cuenta personal de Facebook, Pavel explica su lucha por honrar a su padre y el respeto que merece su legado en la cultura cubana.
La falta de respuesta de las autoridades cubanas ha generado el descontento del hijo de Enrique Molina. A pesar de haber escrito a varias personalidades de la cultura cubana, su petición de una pequeña tarja con el nombre de su padre en el panteón de La Cultura donde descansan sus restos, aún no ha sido atendida.
La situación ha llevado a Pavel a preguntarse: “¿a dónde y a quién le debo escribir una carta pidiéndole tan ‘complicado favor’ para honrar a un hombre que a través de un simple televisor hizo reír y llorar a un entero país?”. La indignación es comprensible, considerando que Enrique Molina fue uno de los primeros actores de la escena cubana y merece un reconocimiento acorde a su trayectoria.
Enrique Molina falleció en septiembre del 2021 a los 78 años, y su partida generó tristeza en la teleaudiencia que tanto lo siguió. Su carrera fue amplia y destacada, pero fue en la televisión donde más alcanzó notoriedad. Sin embargo, su hijo siente que su legado no está siendo valorado como corresponde.
Pavel Molina relató que habría propuesto llevar una tarja desde Italia, donde reside, pero le dijeron que no era necesario. Una persona, que no identifica en su post, le dijo que “todo estaría resuelto” para depositar las cenizas de su padre “con todos los honores”. Pero, para su sorpresa, “resulta ser que no había nada, absolutamente nada”, según relata en su publicación.
La situación se torna aún más compleja cuando entra en juego la figura del influencer Alexander Otaola. Pavel Molina acusó a Otaola de difamación tras sus comentarios sobre la doble moral de su padre. En respuesta, Otaola publicó un video en el que Enrique Molina apoya un proceso electoral del régimen cubano relacionado con la Constitución. Además, afirmó que formaba parte del engaño al pueblo cubano.
Después de la muerte de Enrique Molina, Otaola reconoció su talento como actor y la admiración que le tenía el pueblo cubano, aunque también destacó que era un hombre cascarrabias, de mal carácter y comunista. Sin embargo, esto no debería ser un impedimento para honrar su legado artístico.