El pasado jueves, el chofer Pablo Miguel Hechavarría Suárez sufrió un intento de robo violento en su carro en Guanabacoa, La Habana, mientras dos amigos suyos negociaban la compra de cigarros con un hombre que supuestamente tenía ese producto a través de una mipyme. Tras ponerse todos de acuerdo, quedaron en encontrarse en el semáforo del Miquito, de Guanabacoa.
Al llegar, dos hombres les dijeron que manejara hasta una zona cercana al paradero de Guanabacoa, donde estaba la mercancía. «Allí nos esperaban tres hombres más. Uno de los que iba en el carro se me tiró al cuello y el otro sacó una cuchilla. Lo que hice fue acelerar y tirar el vehículo hacia unas matas de marabú y una loma de escombros. Cuando se detuvo el vehículo, comenzamos a defendernos de los asaltantes», contó el joven a CiberCuba.
Aunque los ladrones escaparon del carro al ver que su plan no se cumplía, Hechavarría Suárez y sus amigos lograron capturar a uno de ellos. Sin embargo, la policía cubana terminó acusando al joven por supuesta agresión y le impuso una fianza de mil pesos.
«Defendí mi vida y mi propiedad. Aún así me impusieron una fianza de mil pesos», explicó el chofer, quien se mostró inconforme con las leyes que permiten a las autoridades cubanas acusarlo por cometer un supuesto delito de agresión, cuando lo único que hizo fue protegerse de unos asaltantes que pudieron matarlo.
La historia de Pablo Miguel Hechavarría Suárez es un claro ejemplo de la creciente criminalidad en Cuba, donde cada vez es más frecuente ver publicaciones en redes sociales de personas que son asaltadas, robadas o violentadas para quitarles sus pertenencias. Aunque no hay registros oficiales públicos sobre la cantidad de delitos que ocurren en Cuba, los expertos afirman que el índice de criminalidad en Cuba está asociado a la precariedad que viven los ciudadanos, empobrecidos por políticas económicas gubernamentales como la Tarea Ordenamiento o la creación de tiendas en moneda libremente convertible.
En definitiva, la experiencia de Pablo Miguel Hechavarría Suárez pone de manifiesto la necesidad de que las autoridades cubanas tomen medidas efectivas para frenar la creciente criminalidad en el país. Los ciudadanos tienen derecho a defender su vida y propiedad sin ser penalizados por ello. Esperamos que esta historia contribuya a generar conciencia sobre la importancia de la seguridad ciudadana y del respeto a los derechos humanos en Cuba.