El viernes pasado, un chofer de ómnibus en La Habana fue detenido violentamente después de que una pasajera lo acusara de estafa. Según los informes, la pasajera le dio un billete de 500 pesos en lugar de uno de cinco, y luego lo acusó de haberla estafado. Sin embargo, el chofer devolvió el billete de inmediato y la situación se resolvió pacíficamente. Pero la pasajera comenzó a gritar, atrayendo la atención de un oficial de policía que estaba cerca.
La situación empeoró cuando el oficial agredió al chofer, lo agarró del cuello y lo esposó, como si fuera un criminal peligroso. Esto provocó la indignación de muchos conductores de ómnibus y ciudadanos cubanos que lo denunciaron en las redes sociales y grupos de defensa de derechos.
Después de una intensa campaña en las redes sociales y la presentación de pruebas, el chofer, identificado como Henry Hart Horta, fue liberado bajo fianza. Leoloren Vázquez, miembro del grupo «Choferes de Ómnibus por Siempre», explicó que «se acusó al policía por maltrato y abuso de poder de un ciudadano en su puesto de trabajo, se les dieron todas las evidencias a la policía como prueba, y el lunes debe presentarse para definir la situación».
Este caso es un ejemplo de las dificultades que enfrentan los trabajadores del transporte público en Cuba. A menudo tienen que lidiar con problemas técnicos y falta de piezas de repuesto, lo que dificulta su trabajo. Además, los choferes están expuestos a la violencia y el abuso por parte de los pasajeros y la policía.
Sin embargo, la situación está cambiando lentamente gracias a la solidaridad y el apoyo de grupos de defensa de derechos como «Choferes de Ómnibus por Siempre». Estos grupos están haciendo campaña para mejorar las condiciones de trabajo de los conductores de ómnibus y para garantizar que se respeten sus derechos humanos.