Hoy hablaremos de una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana, el Puente de Bacunayagua. Este puente fue construido entre 1956 y 1959, y se encuentra ubicado a 18 km al oeste de la ciudad de Matanzas, sobre la Vía Blanca, sirviendo de límite a las provincias de Mayabeque y Matanzas.
El Puente de Bacunayagua tiene una longitud de 313.50 metros con 11 luces de 28.50 metros, y es el puente más alto de Cuba con 103.50 metros desde el nivel del río hasta el pavimento. Su construcción no fue fácil, ya que tuvo que salvar una altura de más de 100 metros en una profunda garganta cercana al mar, con un fuerte viento que complicó el proceso.
La firma encargada del proyecto fue Sáenz, Cancio, Martín, y su proyectista principal fue el ingeniero Luis Sáenz Duplace. Una peculiaridad en su construcción es que no tuvo ninguna falsa obra, fue prefabricado en su totalidad y la cubierta tiene vigas de hormigón reforzado que salvan 28 metros de luz con un peralto de 1.30 y un espesor de 15 cm.
El Puente de Bacunayagua fue inaugurado el 26 de septiembre de 1959 y es el último eslabón que faltaba para terminar la Vía Blanca, que se construyó con el objetivo de unir las ciudades de La Habana y Matanzas. Además, este puente sobre la Vía Blanca entre Mayabeque y Matanzas posee la luz libre más larga de Cuba con 114 metros.
Al norte de la pista de rodamiento se divisa el mar y el lecho y la desembocadura de lo que en una época remota debió ser el cauce de un caudaloso río. Por otro lado, al sur se puede observar el Valle de Yumurí, ofreciendo una vista impresionante desde cualquier ángulo.
A lo largo de los años, el Puente de Bacunayagua ha necesitado mantenimiento para mantenerse en óptimas condiciones. En el 2011 se iniciaron labores de reparación por los elementos verticales (pórticos) y luego se encararon progresivamente las vigas, tableros y arcos. Gracias a estos trabajos, el viaducto logró su capacidad portante inicial y ofreció seguridad por otros 20 años sin necesidad de una reparación capital.