El pasado domingo se llevaron a cabo las elecciones en Cuba, donde se ratificaron a los 470 candidatos que ocuparán los escaños de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Sin embargo, algo que llamó la atención de la prensa oficialista fue un momento inusual en un colegio electoral, cuando un niño cuestionó al nonagenario viceprimer ministro cubano, Ramiro Valdés Menéndez, sobre cómo pudo sobrevivir tanto tiempo.
El niño preguntó con asombro: “¿cómo pudo sobrevivir tanto tiempo? ”Yo lo veo ahí todavía vivo, a pesar de que ha pasado una pila de tiempo desde que triunfó la revolución. Y yo me preguntó cómo un héroe pudo vivir tanto tiempo”, preguntó el niño a Valdés,
Ante la insistencia, Valdés respondió con un simple “suerte”. Este momento revelador nos lleva a preguntarnos cómo el Gobierno cubano enfrenta las críticas y los cuestionamientos, y qué nos dice la participación electoral sobre la realidad política del país.
La participación electoral en Cuba ha sido objeto de debate en los últimos años, con una elevada abstención en elecciones anteriores y la aprobación de leyes controvertidas como el Código de las Familias.
Según cifras oficiales, al cierre de las 2 de la tarde, un total de 4,883,476 electores habían ejercido el voto, lo que equivale al 60.14% del padrón electoral cubano.
Sin embargo, observadores independientes han informado de detenciones, viviendas sitiadas y amenazas a personas que manifestaron sus deseos de fiscalizar los colegios electorales, lo que plantea serias dudas sobre la transparencia del proceso electoral.
