La serie Calendario ha causado revuelo por su impacto, a pesar de la falta de propuestas nacionales de productos audiovisuales similares. En solo dos capítulos, la segunda temporada se reinventa a sí misma con circunstancias y conflictos que son una bomba contra el tedio y la inercia. La serie está llena de emociones y desenfreno, lo que la convierte en una atracción semana tras semana para aquellos que disfrutan del melodrama.
La serie tiene un enfoque interesante, ya que muestra situaciones cotidianas que podrían sucederle a cualquier adolescente, joven o familia, pero que aún son tabúes en nuestra sociedad. Temas como la muerte a una edad temprana, la diversidad sexual, el trabajo infantil y la discriminación racial son temas recurrentes en la serie. La serie adopta matices de línea argumental que se asemejan a referentes foráneos como Élite (España), al colocar a los jóvenes en su contexto sin los filtros de la etapa pueril y si con las complejas mareas que se enfrentan.
El personaje de Amalia se destaca como un símbolo de la casi extinta figura del buen maestro. A diferencia de la generación de nuestros padres, cada día este rol parece salido de una novela de ciencia ficción. Ella es una inspiración para los nuevos profesores que pueden reencontrarse en la difícil tarea de educar y ser un rayo de luz en el camino hacia el futuro. A pesar de los juicios que puedan marcar algunas de sus acciones, el valor de Amalia se mantiene en su fibra sensible y tenaz voluntad de ser y estar para sus alumnos.
Los fanáticos de la serie esperan con ansias cada semana para ver la nueva estampida de emociones y conflictos frente a sus televisores. También comparten sus opiniones en los debates de Facebook y las historias de Instagram para discutir lo que cada uno se lleva de cada capítulo. La serie Calendario ofrece una experiencia única en cuanto a drama y emoción, y su enfoque en temas sensibles pero importantes en nuestra sociedad lo hace aún más relevante.