La historia de Remigio Herrera Adeshina Obara Meyi es una de esas que nos transportan a otra época y nos recuerdan que el pasado siempre está presente. Nacido en Nigeria entre 1811 y 1816, fue traído como esclavo a Cuba en 1830 y, aunque le cambiaron su nombre por el de Remigio Lucumí, no perdió su identidad cultural ni su espíritu de lucha.
Adeshina tenía habilidades sociales y de liderazgo que lo hacían destacar entre sus compañeros esclavos. Trabajó para ganarse la confianza de su amo y fue enviado a La Habana para atender los negocios. Pero su destino no estaba escrito aún y la vida le tenía preparado un camino mucho más trascendental.
En la zona de Regla, Adeshina conoció a su padrino Ño Carlos Adé Bí, un sacerdote de Ifá con muchas habilidades sociales y contactos. Juntos establecieron un cuarto para ceremonias en la última habitación de una bodega, propiedad de un español que ambos conocían.
Adé Bí se convirtió en el padrino de Adeshina y lo ayudó a comprar su libertad hacia 1850. A partir de ahí, Adeshina se estableció en Regla como hombre libre y formó una familia. Trabajó duro para hacer crecer su economía y su influencia social, y estableció el Cabildo de Yemayá en su hogar.
Aquí, Adeshina pudo transmitir a sus ahijados las enseñanzas que había aprendido de su padrino. Junto a ellos, realizó las primeras ceremonias de la Letra del Año, aunque no se ha podido documentar la fecha exacta de la primera ceremonia.
En el año 1902, Adeshina estaba muy débil y uno de sus ahijados tomó la responsabilidad de liderar la ceremonia de la Letra del Año, con el apoyo de otros babalawos experimentados. Adeshina falleció en La Habana el 27 de enero de 1905, dejando un legado espiritual que forma parte de la cultura cubana.
La historia de Adeshina es conmovedora y nos recuerda que la esclavitud es un capítulo oscuro en la historia de la humanidad. Pero, a su vez, nos muestra cómo la resistencia y la lucha pueden transformar la vida de una persona y la de su comunidad.
Es importante destacar que la figura de Adeshina no solo es importante por su papel en la historia de la religión en Cuba, sino también por su lucha por la libertad y su contribución al desarrollo económico y social de su comunidad. Él fue un hombre que, a pesar de las dificultades, supo encontrar su camino y marcar la historia de su país.
La foto de Remigio Herrera Adeshina Obara Meyi, en 1891, es la única que se conserva de un babalawo nativo africano en Cuba. Esta imagen nos muestra la importancia de preservar la memoria histórica y cultural de un país y de una comunidad.