La comunidad religiosa de Miami se ha convertido en un faro de esperanza para los migrantes que buscan un lugar para llamar hogar en medio de una de las mayores crisis migratorias de la historia de Cuba.
La ayuda se extiende a aquellos que han obtenido un estatus legal precario que a menudo no incluye permiso para trabajar, lo que los deja en una situación difícil. A pesar de las dificultades, la comunidad religiosa de Miami ha mantenido una misión clara: ayudar a los nuevos inmigrantes a establecerse en la comunidad y proporcionarles una mano amiga durante tiempos difíciles.
La Iglesia Rescate es uno de los lugares que ha brindado refugio a los recién llegados. Una madre cubana que llegó con sus tres hijos relató cómo ha estado durmiendo en un albergue improvisado de la iglesia después de haber sido engañada por su contacto en EE.UU. Sin embargo, ha encontrado consuelo en su fe: «Lo único que me dio fuerza es el Señor. No voy a perder la fe, pase lo que pase», dijo.
La ayuda de la comunidad religiosa de Miami no se limita a la Iglesia Rescate. Los líderes religiosos y sus congregaciones han trabajado juntos para proporcionar un hogar temporal a los migrantes que han llegado a la ciudad en busca de asilo. Aunque la afluencia de migrantes ha desbordado sus capacidades, los líderes religiosos han mantenido su compromiso de ayudar a los migrantes a asentarse en la comunidad.
Peter Routsis-Arroyo, director ejecutivo de Caridades Católicas en Miami, explicó que han recibido llamadas de emergencia en las que se les informa que han dejado a 30 migrantes en la ciudad y necesitan ayuda. A pesar de los desafíos abrumadores, los líderes religiosos han trabajado incansablemente para proporcionar un hogar seguro a los migrantes recién llegados.
A pesar de su buena voluntad, los líderes religiosos reconocen que la situación actual es insostenible. Los atrasos de los tribunales de inmigración para los casos de asilo pueden prolongarse durante años, lo que deja a los migrantes en un limbo y les impide trabajar de manera legal. El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, declaró que es «completamente irracional que no otorguen permisos de trabajo».
La falta de viviendas también es un problema para los migrantes. Los alquileres han aumentado significativamente en Miami, lo que ha dejado a muchos migrantes sin hogar.