El feminicidio es un problema grave y preocupante en todo el mundo, y Cuba no es la excepción. El reciente asesinato de Dalia Pardo, una mujer cubana de 39 años, a manos de su pareja en una parada de transporte público en Ciego de Ávila, es solo uno de los muchos casos que ocurren a diario en la isla.
El medio independiente Cubanet confirmó que la víctima había recibido amenazas de su agresor, pero no había tomado en serio la posibilidad de que pudiera ser asesinada. Una vecina de Pardo explicó que la víctima seguía con su agresor debido a la pobreza que hay en Cuba, y que ella no podía mantenerse con lo que ganaba como custodio.
El asesino, identificado como Carlos, le disparó a la víctima “con una pistola de pesca el pasado domingo 19 de febrero”.
Este trágico incidente es uno de los ocho feminicidios confirmados en Cuba durante este mes y el decimocuarto en lo que va del año.
En otro caso trágico, Jeysa Serrano Mojena, una joven cubana de 30 años, fue asesinada en su hogar en Pinar del Río. El presunto asesino era su cuñado, que la violó y asfixió en su propia cama, dejando a sus hijos dormidos en la casa.
Los estudios forenses confirmaron que hubo signos de agresión sexual en su cuerpo. Lo más perturbador es que el asesino asistió al velorio de la víctima, fingiendo ser un familiar afectado. Los niños de Serrano temían al asesino, lo que ayudó a las autoridades a identificarlo. El esposo de Serrano no pudo asistir a su entierro debido a problemas de inmigración, y ahora sus hijos están tratando de salir de Cuba para reunirse con su padre.
Estos dos casos son solo la punta del iceberg del problema de la violencia de género en Cuba. Las mujeres cubanas enfrentan una variedad de desafíos, incluida la pobreza, el acceso limitado a los recursos y la falta de leyes y políticas sólidas para proteger sus derechos.
