El pollo es uno de los alimentos más importados en Cuba y cuenta con tres destinos comerciales en el país: la carnicería, las tiendas en moneda nacional y las tiendas en moneda libremente convertible (MLC). A pesar de ser el primer alimento importado por la isla, no es accesible para la mayoría de la población, ya que su precio es elevado y su oferta es irregular e insuficiente.
Para completar la dieta más allá de la cuota estatal, es posible encontrar pollo en tiendas en pesos cubanos o en MLC; ambas con oferta irregular e insuficiente. La mayoría de las veces, además, habrá que pasar horas en una fila antes de entrar, sin garantía alguna de que el producto no se agote antes del turno propio.
En los mercados en MLC, el precio del pollo es aún más elevado, con un costo de 8.80 MLC el kilogramo y un formato que no se ajusta a la demanda, ya que la mayoría de la gente busca cuartos de pollo, que son más económicos.
La industria avícola en Cuba se encuentra bajo control estatal y se dedica, casi exclusivamente, a la producción de huevos. La gestión está a cargo de empresas del Ministerio de la Agricultura, dedicadas a la cría de gallinas ponedoras, a través del Grupo Empresarial Ganadero. Por décadas no se ha conseguido retomar la producción a gran escala, y hoy solo obtiene 9.500 toneladas de carne de ave de desecho, de ponedoras.
A pesar de que hay campesinos y cooperativas privadas que producen carne de pollo, la producción nacional es muy reducida y se destina únicamente al consumo local.
La situación del pollo en Cuba refleja la crisis económica y alimentaria que atraviesa el país desde hace décadas. La escasez de alimentos y la inflación desbordada hacen que el acceso a productos básicos sea difícil para la mayoría de la población. La falta de inversión en la industria avícola y la dependencia de las importaciones son factores clave en la crisis alimentaria que atraviesa la isla.
Es necesario tomar medidas para fomentar la producción nacional y mejorar la gestión de la industria avícola. La implementación de políticas de incentivos para los productores locales, la eliminación de barreras burocráticas y el fomento de la inversión extranjera son algunas de las medidas que podrían contribuir a mejorar la situación del pollo y de la alimentación en general en Cuba