Un nuevo mercado en el corazón de Centro Habana, otra bodega de artículos varios, una papelería en el Miramar Trade Center, una tienda de telas y tapicería en El Vedado, una reestrenada pizzería italiana en el mismo barrio… Estos establecimientos tienen en común tres cosas: han abierto o reabierto recientemente en la capital, tienen precios muy elevados y ahora –con nuevo nombre o reutilizado– están en manos privadas.
Los precios son el principal motivo de preocupación para los ciudadanos, refrescos de dos litros a 450 pesos, leche condensada a 550, un pequeño tetrapack de puré de tomate a 380, una libra de lentejas a 400, un kilo de harina de trigo a 590, un kilo de arroz a 650, un simple vasito de yogur a 120.
Por tanto, una persona gastó 33,000 pesos en una de estas tiendas. Lo que hace que la gente se pregunte si las cosas se compran en estas tiendas son revendidas de las tiendas MLC, pero se supone que esto no es posible ya que no está permitido.
Además, estas tiendas han sido adquiridas de forma poco clara, sin previo aviso y sin licitación. El mismo esquema se repite una y otra vez. Incluso la prensa oficial ha sido sorprendida por la inauguración de nuevos comercios en la ciudad.
El Complejo Zapata y 12, una «sodería-hamburguesera», fue inaugurado con la presencia de altos representantes gubernamentales, quienes destacaron la asociación de la empresa privada con la entidad estatal que suministra la fuerza de trabajo y la infraestructura tecnológica, mientras que la empresa privada suministra toda la materia prima importada y se implica en el proceso de elaboración.
Este enfoque permite a la empresa privada fijar precios más asequibles para los clientes, pero lo que se desconoce es que la financiación de la empresa particular se realiza con recursos públicos.
Según la prensa oficial, en el Complejo Zapata y 12 se ofertan varias especialidades de helados elaborados en la propia unidad, utilizando frutas naturales recolectadas en el país y de componentes importados, además de hamburguesas. La oferta se comercializa a precios inferiores a los fijados actualmente por otras formas de gestión privada.
En resumen, la apertura de nuevas tiendas y comercios en La Habana ha generado controversia entre la población debido a los precios elevados. Además, la falta de claridad sobre la adquisición de estas tiendas y comercios aumenta la desconfianza en el sistema. La asociación entre la empresa privada y la entidad estatal para ofrecer productos a precios más asequibles para los clientes es una iniciativa que parece ser buena, pero el hecho de que la financiación de la empresa particular se realice con recursos públicos hace que se levanten sospechas.