Fostá, la tunera con 103 años y muchas ganas de seguir viviendo

Redacción

Rosario Macey, conocida como Fostá, es una anciana haitiana-tunera que ha logrado llegar a sus 103 años de vida con mucha energía y ganas de seguir viviendo. Fostá vive cerca de sus dos hijos y se siente afortunada de tener el amor y el apoyo de su familia.

Fostá nació en Haití cerca de Puerto Príncipe, pero llegó a Cuba con su madre cuando tenía cuatro años para reunirse con su padre, quien ya trabajaba en los alrededores de San Miguel del Junco, cerca del entonces central Francisco. La anciana recuerda que los descendientes de haitianos y los «codazos», como les llamaban a los jóvenes que llegaban desde Haití, trabajaban juntos en un sitio conocido como Los Ciegos. Allí, trabajaban en las faenas de la zafra, y en otras labores agrícolas o el desmonte de madera.

Fostá se crió en Cuba, donde experimentó una mezcla de culturas de su país natal y la isla donde ahora vivía. Aprendió a hablar la lengua de su país y también la de los tuneros, así como sus costumbres. La anciana recuerda que creció comiendo frijol gandul, pescado, jutía, chivo, boniato y yuca, y escuchando el sonido del gadá y el congó.

Fostá es una mujer que valora la diversidad cultural y cree que es bueno que cada persona haga las cosas a su manera. Incluso ha aprendido a hacer comidas de santo y ha hablado sobre los zombies y la brujería. Su sabiduría y experiencia son un testimonio de la riqueza de las tradiciones y la cultura haitiana.

Fostá es una de las personas mayores de 100 años que viven en la isla de Cuba, a pesar de las dificultades y carencias que enfrentan diariamente. Su vida es un ejemplo de resiliencia y de cómo la fuerza de voluntad y el apoyo de la familia pueden ayudar a superar los desafíos. Fostá ha logrado vivir una vida plena y seguir disfrutando de la vida, a pesar de las adversidades.