La cara oculta de Cuba: la vida del ‘De a pie’ a través de un poema

Redacción

En redes sociales ha estado circulando desde hace unos días el poema «De a pie», el cual habla sobre la vida difícil de los cubanos, especialmente de aquellos que son «de a pie», es decir, aquellos que tienen que trabajar duro todos los días para sobrevivir.

El poema describe la tristeza y la angustia de estas personas, que no tienen acceso a las cosas básicas, como un café, y que tienen que luchar constantemente para alimentar a su familia.

“De a pie” muestra la desigualdad y la injusticia que existe en Cuba, donde algunos pueden permitirse lujos y otros tienen que conformarse con las sobras. La figura del «de a pie» es un retrato de la realidad de muchos cubanos, que luchan cada día contra las adversidades y las carencias, sin poder tener acceso a las mismas oportunidades que los demás.

Además, refleja la desesperación y la falta de esperanza que experimenta el «de a pie». Este personaje no cree en historias de amor ni en bendiciones, y solo quiere ver crecer a su cimiento, es decir, a su familia. Es un retrato de una sociedad que está desgastada por las dificultades y las adversidades, y que busca una salida, pero no siempre encuentra una respuesta clara.

«De a pie» es un poema que retrata la realidad de los cubanos, una realidad marcada por la pobreza, la desigualdad y la injusticia. Es un llamado a la acción, a buscar soluciones y a no olvidar a aquellos que luchan cada día para sobrevivir. El poema invita a reflexionar sobre la importancia de apoyar a los más necesitados, y a luchar por una sociedad más justa y equitativa para todos.

A continuación, compartimos el poema “De a pie” – Créditos a quien corresponda su autoría.

«De a pie»

Qué triste ser el «de a pie»

ese que sale temprano

que camina y busca en vano

y no encuentra ni café.

Ese que nadie lo ve

es fantasma ante los ojos

no puede tener antojos

porque el bolsillo es de hielo

se alimenta del desvelo

y desanda entre despojos.

Qué triste ser el «de a pie»

ese nulo de ilusión

que tiene por corazón

la angustia de los porqué.

Vaga las calles sin fe

buscando algún alimento

que le sirva de sustento

a su prole numerosa

y solo quiere una cosa:

ver crecer a su cimiento.

Qué triste ser el «de a pie»

que no le alcanza el billete

para comprar ni un juguete

a su inocente bebé.

Piensa en los tantos por qué

se hunde por los rincones

sabe que sobran razones

para continuar la vida

pero a veces la salida

no son simples bendiciones.

Qué triste ser el «de a pie»

ese que de espanto llora

cuando de una boca aflora:

«Ciento cincuenta el café».

Nadie opina, nadie ve

vamos más allá del fondo

caminamos en redondo

a través de un túnel ciego

ya no hay pizca de sosiego

el «de a pie» tocó muy hondo.

Qué triste ser el «de a pie»

ese ser de las carencias

que vive de las ausencias

y olvidó el sabor del té.

Qué triste ser el «de a pie»

ese que aguanta el dolor

no cree en historias de amor

y lucha contra mareas.

Ven a Cuba pa’ que veas

lo que es un luchador.