En los últimos días, una noticia ha conmocionado a la comunidad de Camagüey, Cuba: el asesinato de una adolescente de 17 años a manos de su ex novio.
La activista y historiadora del arte cubana Yamilka Lafita fue una de las primeras en denunciar el suceso y llamar la atención sobre la «ola de violencia, desapariciones y asesinatos» en la ciudad.
Según los testimonios de vecinos, el hombre responsable del asesinato, identificado como Elesvan Hidalgo, había sido denunciado en numerosas ocasiones por abusar de mujeres y se le conocía por su tendencia a cometer actos violentos bajo los efectos del alcohol y otras sustancias. Además, los padres de la víctima habían desaprobado su relación con Hidalgo debido a su forma de vida poco saludable.
La joven, identificada como Leidi Bacallao, terminó su relación con Hidalgo debido a que su padre, quien vive en Estados Unidos, estaba por llevarla a ese país.
Sin embargo, Hidalgo asistió a una fiesta en el poblado en la que ella se encontraba y, tras forcejear con ella y amenazarla de muerte, la joven corrió a la estación de policía a pedir ayuda.
Infortunadamente, Hidalgo la persiguió y la atacó a machetazos dentro de la propia estación de policía antes de que los agentes pudieran intervenir. Según los informes, uno de los policías le disparó en la espalda al agresor pero ya era demasiado tarde para salvar a la víctima.
Es un llamado a la acción el hecho de que la muerte violenta de Leidi Bacallao se sume a la «ola de violencia, desapariciones y asesinatos» en Camagüey. Es necesario que se haga justicia y se proteja a las mujeres de la violencia y el abuso.
La comunidad debe unirse para exigir una respuesta contundente ante este y otros casos similares y trabajar juntos para erradicar la violencia de género en Cuba.