Madres cubanas denuncian el calvario vivido en el hospital en que murieron 8 bebés en La Habana

Redacción

A raíz de conocerse la trágica noticia del fallecimiento de 8 recién nacidos en el Hospital Ginecobstétrico Diez de Octubre de La Habana, Hijas de Galicia, varias madres cubanas han sacado a la luz los difíciles momentos que han vivido en dicho centro.

«Yo di a luz en ese infierno, sí infierno y creo que la palabra le queda chiquita entre la pésima atención, la inmensa falta de higiene, el desorden médico donde gracias a ello a mi cuerpo le incorporaron medicamentos que no llevaba gracias a una equivocación en mi historia clínica», dijo una madre cubana sobre su mala experiencia en Hijas de Galicia.

«Sin contar que me pusieron en manos de un médico angolano que no dudo que yo haya sido su primera experiencia al hacer una cesárea… cuya cesárea, producto al mal cocido de los puntos por dentro, casi quedó sin órganos y luego de dos años me tuvieron que volver a subir al salón por el grado de infección».

«Sin contar a la hora de cada ingreso que para mi fue más que un trauma. Yo sentía que era un tremendo castigo llegar a ese hospital y créeme pudiera seguir contando cada uno de los traumas que me dejó tener a mi única niña en ese hospital. Yo no tengo nada, pero nada, pero nada bueno que contar de ese lugar», expresó la madre cubana.

Otra cubana contó: «Cuando tuve mi bebé, en ese mismo hospital, desde que llegué al cuerpo de guardia a la 1:30 a.m. hasta la 5:00 a.m. estuve esperando en el salón de parto, sabiendo ellos que era una cesárea porque mi bebé estaba centrado. Querían que lo pariera cuando le dije que yo no era primeriza y ya había roto la fuente que no tenía dolores y había dilatado hasta los nueve centímetros fue que ellos me pusieron el monitor y a correr porque ya tenía taquicardia mi bebé».

«No paraba de pitar la computadora del monitor y después de estar un promedio de 20 minutos con la raquídea hecha para que me llevaran para el salón de cesáreas, tuve que esperar a que apareciera alguien. No sé quién era, solo me dijeron que era por si sucedía algo reanimara. Al final no supe si era anestesióloga o reanimadora porque había una sola para parto y cesárea».

«Cuando sacan a mi bebé no lloraba y la doctora era una estudiante y si no reacciono rápido, abierta mi barriga como un puerco y pregunto al médico qué pasaba con mi bebé, no reaccionaba y le da una nalgada para que llorara. Si no estuviera como esos bebés. En ese momento empecé a llorar y por poco me da una cosa porque es durísimo perder a un bebé después de hacer tantos sacrificios para llegar a término y en tan solo segundos se le vaya la vida y nada pasa», agregó.

«Es el hospital donde nacieron mis hijos y les contaré que la atención y la consideración ahí es pésima. Yo con mi hijo tuve 12 horas en trabajo de parto, como los médicos sabían que yo no iba a poder parir, puesto que no dilataba, aun así me tuvieron sufriendo por 12 largas horas hasta que decidieron hacerme una cesárea. Ese día en la noche después de tantos dolores tuve que subir tres pisos caminando, sin fuerzas, subiendo una escalera porque el ascensor estaba roto».

«Ya nada de los que suceda sorprende, pero desde hace muchos años ese hospital funciona muy mal. Tengo una amiga que ahí por poco la matan al parir y la dejaron estéril para siempre, ese es un caso entre miles de ahí. A Hijas de Galicia le dicen hace mucho tiempo ‘sala 8’, por algo será», señaló otra cubana.

«Sin embargo, cuando yo era niña (antes del 59) esa era una clínica privada y mi familia y yo pertenecíamos a ella. Se pagaba una mensualidad de $4.00, ¿increíble, ¿verdad? Pues así es y se tenía incluso derecho a un balneario en Marianao (un club privado) que creo que ahora es el Tasende».

«En fin, ahí a mí me operaron de apendicitis y de la garganta y la atención era estelar. Todo era estelar hasta que dejó de ser privado. Debo acotar que nosotros no éramos una familia adinerada, mi padre era un simple trabajador y mi madre ama de casa, pero podíamos pagar una clínica con todas las ventajas por el módico precio de cuatro pesos al mes».

«Luego ya Hijas de Galicia dejó de ser una clínica limpia, con buenísima atención, con servicios con excelencia para llegar a ser ‘sala 8’. Este suceso de los ocho bebecitos fallecidos tiene que ser castigado sino por la Ley (que no existe) al menos por Dios y que no quede impune», opinó.

«Ya esto se fué de las manos. Yo misma me cuestiono mi tercera hija ahora mismo está embarazada de su tercera niña. Le quedan días y su hospital es ese y me atormenta pensar y si hubiera salido embarazada unos días antes pues ella está a término. Es que no quiero imaginarme. Yo también me siento mal ante Dios hasta por cobardes nos tiene que perdonar. EPD esos angelitos», expresó una abuela cubana.