Asaltos a plena luz de día, carterismo en colas y trasporte público e incluso robos que han terminado con pérdidas de vidas humanas, son solo algunas de las vías de las que se valen los delincuentes en la Isla para hacerse con teléfonos celulares, los cuales se han convertido en un preciado trofeo que luego revenden en un mercado subterráneo bien articulado
El año pasado, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) implementó un mecanismo para reportar las denuncias de robos o pérdidas sin que esta fuera realizada primeramente en una unidad policial.
A partir de ese momento, las víctimas de robos de celulares podrían dirigirse en primera instancia a la citada compañía para incluir el móvil en lista negra. De esta forma, se podría detectar cuando alguien intentara reemplazar la línea del equipo robado o perdido, pero ni así se ha logrado poner un alto a la delincuencia.
Los ladrones de celulares en Cuba llegan a vender los equipos robados a precios muy altos, siendo algunos técnicos de talleres el primer mercado, ya que poseen diferentes técnicas para dejar fuera del radar los equipos perdidos o robados.
El caso menos complicado es el cambio de placa, según contó al medio Diario de Cuba un técnico que decidió mantener el anonimato.
“Los reparadores de móviles podemos comprar teléfonos de uso baratos a entre 5.000 pesos y 10.000 pesos lo máximo, le cambiamos la placa, que puede costar 3.000 pesos más o menos, y luego ese mismo teléfono lo revendemos en 25.000 ó 30.0000, en dependencia de la marca y el estado de uso del móvil”.
De esta forma, el técnico puede sacarse limpio más de 15 mil pesos, en dependencia de la marca y modelo del teléfono.
Otra de las vías de las que se valen los mecánicos que le hacen juego a la delincuencia es con los teléfonos que poseen capacidad para dos líneas. En ese caso, primero se bloquea la línea principal y luego se activa la secundaria con una tarjeta SIM.
Si todo lo anterior falla, también queda la opción de comprar los para piezas y componentes, lo cual deja también buenos dividendos si tenemos en cuenta el precio de las baterías, pantallas y otros componentes que puede ser reutilizados sin que la policía o ETECSA puedan rastrearlos.
Aunque la mayor parte de los móviles traficados en el mercado negro provienen de robos y carteristas que trabajan en dúos o tríos, algunos ‘reparadores’ llegan incluso a ‘encargar’ hasta marca de teléfonos, “sabiendo que son robados”, agregó.