La emblemática tienda Fin de Siglo en La Habana, fundada en 1987, se ha convertido en un apestoso basurero que el Gobierno intenta ocultar con unas vallas metálicas y unas pantallas que dan al Boulevard de San Rafael.
“Esto lleva años así y se ha convertido en un basurero”, lamenta una vecina que este sábado hacia la cola para comprar una pizza en un cercano negocio privado. “Un día vinieron y pusieron estas chapas de metal. Lo primero que pensamos es que iban a reparar el edificio, pero nada de eso. Lo han dejado caer, con tantas familias que se han quedado sin casa en esta zona”. Solo recibió algo de pintura la pared ubicada por la calle San Rafael.
De los antiguos cristales que exhibían maniquíes hoy no queda nada. Los residentes de las inmediaciones lanzan sus bolsas de basura en el espacio entre las vallas y donde alguna vez estuvieron las vidrieras. Los aleros de las esquinas han perdido varios pedazos y apenas se alcanza a distingue el nombre de estos icónicos almacenes entre la mugre que predomina en las paredes.
La construcción de Fin de Siglo marcó un hito en el diseño de la zona, pero ni el esmero de sus arquitectos ni la solidez de sus materiales lo salvaron de la etapa que se inició tras ser nacionalizada la tienda, en 1960. A partir de ese año, los productos comenzaron a desaparecer y la estructura se fue dañando sin que recibiera el mantenimiento requerido.
La etapa menos feliz de Fin de Siglo le llegó durante los años 90, en plena crisis del Período Especial, cuando se mantuvo como una tienda para que los recién casados pudieran adquirir productos que no se encontraban en el resto de los comercios. Tristemente, lo que vendían en ese entonces era mercancía de mala calidad y cuestionable utilidad, nada que ver con que había allí en los años 80.
En la actualidad, el mal olor que se desprende del edificio le quita los deseos de pasar por la zona a cualquier cubano, mucho más a aquellos que alguna vez disfrutaron de lo había allí en antaño, y de lo que hoy solo queda el recuerdo.