Migrantes ilegales fueron regresados a Cuba, alrededor de tres mil 289 en lo que va de año; mil 276 de México, pero 140 mil 602 llegaron a la frontera sur de Estados Unidos, es así como la migración, que poco a poco va drenando a la Isla hasta de familias completas, ha sobrepasado metas que parecían inalcanzables.
De acuerdo con el último informe de las autoridades migratorias cubanas, “han sido devueltos tres mil 289 migrantes irregulares en 77 operaciones en lo que va de año: mil 177 de Estados Unidos, mil 276 de México, 213 de Bahamas, dos de Gran Caimán y 21 de otros destinos”.
La más reciente acción de este tipo fue reportada en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana, cuando desembarcaron 29 cubanos, 23 de ellos hombres y seis mujeres, procedentes de México; esta última ya suman un total de 22 las operaciones aéreas de esta nación en lo que va del año.
En paralelo, el departamento de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos informó que son 140 mil 602 los migrantes cubanos recibidos entre el 1 de octubre de 2021 y el 31 de mayo de 2022, cifra que sobrepasa la llamada “Crisis de los Balseros”, de 1980, cuando en siete meses llegaron a las costas estadunidenses en embarcaciones precarias, algunas con neumáticos amarrados con sogas, 125 mil cubanos.
De La Habana a Yuma vía México
México se ha convertido en alternativa priorizada para la migración cubana, que busca huir de la peor crisis económica que se recuerde en la isla en los últimos 20 años, con cortes diarios del servicio eléctrico y un desabastecimiento generalizado de alimentos y medicinas.
“Yo nunca valoré irme por mar, no iba a poner en ese riesgo a mi familia”, contó a MILENIO Rogelio González, licenciado en Física, al descartar el Estrecho de Florida, por donde la gente con menos ingresos y más desespero busca llegar al denominado “sueño americano”.
Si los indocumentados logran desembarcar en Estados Unidos, por lo general son acogidos, pero de ser interceptados en el mar la Guardia Costera de ese país los devuelve a la isla.
De acuerdo con González, el acceso a la Unión Americana por la frontera de México es más seguro y hay formas de burlar los riesgos del río Bravo, confesó desde la ciudad estadunidense de Los Ángeles, vía WhatsApp, cuatro meses después de vivir esa experiencia con su esposa y sus dos hijos de 10 y ocho años respectivamente.
“Con visa llegamos a ciudad de México, descansamos un día y seguimos hacia Mexicali; de ahí al punto que nos indicaron -los coyotes-, donde teníamos que estar a la tres de la tarde y después vía satélite nos fueron indicando la ruta y pasamos el muro sin ningún problema hasta que nos entregamos a los americanos”, resume González eludiendo precisar más detalles y el costo de esta operación.
Él y su familia estuvieron presos tres días, contó que fue duro, los únicos que se podían bañar eran los niños; todos se acogieron a la Ley de Ajuste Cubano vigente desde 1966, y a diferencia de lo que ocurre con los emigrados de otras nacionalidades, incluidos los mexicanos, terminaron reuniéndose con su familia en Estados Unidos.