Demostrar la grandeza extrema del amor y el romanticismo llevado a un nivel extremo, pasional y a su vez, frustrado y siniestro, parece ser la intención de la canción “Boda Negra”, conocida por los cubanos en la voz de María Teresa Vera y musicalizada por Alberto Villalón en 1905. El texto fue bautizado inicialmente como “Bodas negras” y se le adjudica al poeta colombiano Julio Flórez, pero está realmente marcado por la autoría del sacerdote venezolano Carlos Borges, quien según se dice la nombró “Boda Macabra” desde el siglo XIX.
La canción se basa en un hecho real sucedido en la ciudad capitalina de Cuba: un joven poeta y corresponsal de prensa, nombrado Francisco Caamaño de Cárdenas vio morir de tuberculosis a su novia de 18 años. Francisco, joven de escasos recursos económicos, cumplió la última voluntad de su amada y la enterró vestida de novia y cubierta con flores blancas (otros dicen que con un ramo de nomeolvides) en el llamado “tramo de los pobres” de la Necrópolis de Colón en La Habana.
En el blog de Marilyn…del Cuyaguateje se revela el nombre de la joven: Irene Gay, y se describe el momento del entierro:
“CAAMAÑO BEBIÓ LAS LÁGRIMAS DE SU DESVENTURA, Y AUNQUE AMIGOS SINCEROS LO ACOMPAÑARON, SE SENTÍA A MERCED DE LA MÁS ESPANTOSA SOLEDAD. SE CUMPLIÓ CABALMENTE LA ÚLTIMA VOLUNTAD DE IRENE, QUIEN EN HUMILDE CAJA PARECÍA DORMIDA, Y EL ESCULTOR GUILLERMO DEL CAMPO, MUY FAMOSO EN ESA ÉPOCA, TALLÓ UNA HERMOSA CRUZ PARA LA TUMBA DE AQUELLA FLOR TEMPRANAMENTE DESGAJADA.”
A los tres años se realizó la exhumación de los restos de la joven y el fiel Francisco sobornó a los sepultureros y el personal del cementerio con el objetivo de llevarse los restos de su amada, fallecida por una enfermedad infecciosa. Su intención era que cuando muriese, los restos de su novia le acompañaran eternamente. Mientras tanto, los guardó con devoción en su casa, pero los vecinos lo denunciaron por el temor de un brote de tuberculosis o porque el atribulado joven podría padecer una “pasión necrófila”.
“FUERON MUCHOS LOS IMPREVISTOS QUE LE SUCEDIERON, PERO CAAMAÑO ACOGIÓ PARA SIEMPRE EN SU HABITACIÓN AQUEL AMADO Y RÍGIDO ESQUELETO, LO QUE NO SE SABE ES SI ALGUNA VEZ, A LA LUZ DE UNA VELA, CELEBRÓ SUS BODAS CON LA MUERTA”.
Esta historia fue contada por el barbero Guillermo Muñiz, amigo de Francisco. El fígaro, al parecer, compartió con Julio Flórez, presunto autor de la composición, aunque el jesuita Carlos Borges afirma haber escrito el tétrico poema en 1885. Crónicas de la época hablan de la vida tenebrosa de Borges, también, víctima de un amor trunco. Su novia fue enviada a un convento con el fin de separarlos y el venezolano procuró tomar los hábitos. Se llamó Carlos Emilio de los Desamparados, nació en Caracas el 22 de noviembre de 1867 y fallecido en Maracay, estado Aragua, el 21 de octubre de 1932. Luego de tomar los hábitos lo designaron como capellán en un colegio de monjas, donde enamoró a la más bella y días después renunció a su condición de sacerdote. Se entregó a la bebida y a la poesía a través de poemas eróticos. Definitivamente, “Boda Negra” circuló a partir de 1893 y solo leerla pone los pelos de punta.