Dos objetos de altísimo valor (monetario, no solo histórico y patrimonial) fueron regalados a Fidel Castro por Diego Armando Maradona como símbolo del fortísimo lazo de amistad que unía a estos individuos y, además a los pueblos de Argentina y Cuba. Dos camisetas con el número 10 fueron entregadas con dedicatoria especial: la del Newell’s y la de la Selección Argentina, utilizada en el famosísimo repechaje contra Australia, donde se jugaban la clasificación a la Copa del Mundo de Estados Unidos en 1994.
La rojinegra llegó cuando, octubre de 1993, el periodista Daniel Van Der Beken estaba invitado a un congreso de turismo celebrado en Cuba, y mientras el Pelusa y la Lepra vivían los primeros días de la breve pero intenso alianza. A este periodista le fue encargado llevar una entrevista del Diez, como campeón mundial, a Cuba, el país del que este se había enamorado desde su primera visita en 1987.
Van Der Beken llamó al hotel Riviera de Rosario (el que alojaba a los Maradona) y la respuesta fue ‘sí’ en cuanto Don Diego atendió al teléfono. A los dos días estuvo el periodista en Argentina para el encuentro con el mejor jugador de todos los tiempos, en el que este firmó la camiseta de Newell’s (que le habían dado esa misma tarde) y la dedicó: «A Fidel con cariño, Diego». El cassette y la 10 leprosa viajaron hacia La Habana entonces.
El material llevado por el periodista argentino tuvo una repercusión mayúscula. Cuenta este que cuando finalizó el material, se pone al teléfono con Felipe Pérez Roque, secretario privado de Fidel, quien le transmitía un mensaje de este último donde deseaba felicitarlo por la cobertura y preguntarle hasta cuándo se quedaba en La Habana. El reportero vive actualmente en Gualeguaychú, donde conduce dos emisiones diarias de un programa radial a los 62 años.
El líder político se encontró con esa camiseta el día 11 de octubre en el Palacio de la Revolución, donde posó con la 10 de Newell’s marca Adidas (libre de publicidades) que, contrario a algunas teorías, nunca fue utilizada por Diego (claro, le fue entregada pocas horas antes de la entrevista, reitero). Envió una carta de gratitud y comentó que, si no le molestaba, la donaría al Museo Nacional del Deporte cubano, uno de los pocos países donde justamente el fútbol no es popular.
Aquella casaca no fue la única que Fidel recibió. Al poco tiempo le llegó mediante el mismo mensajero una que sí había sido usada por Maradona, y en un momento cumbre, además: la de la Selección Argentina en el repechaje rumbo a la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994, justo cuando había vuelto al equipo nacional. La clasificación ante Australia concluyó agónica.
