Que un cubano llegue a ganarse la lotería es algo de lo que hablaran todos sus descendientes durante generaciones. No obstante, si llega a ganarla en dos ocasiones, entonces puede decir con toda confianza que es uno de los hombres más suertudos que ha dado la mayor de las Antillas.
Justo esto fue lo que le sucedió a Ezequiel Pérez, cuya historia demostró con todas las de la ley que “la suerte es loca, y a cualquier le toca”.
La primera vez que Ezequiel ganó la lotería fue estando en Cuba, ya que se sacó el llamado “bombo”, que no es más que la lotería de 20,000 visas que cada año concede el gobierno norteamericano a los cubanos y sus familias para que puedan entrar de manera legal en los Estados Unidos.
Por aquel entonces, Ezequiel trabajaba en un central azucarero y en una ocasión se encontró con uno de sus primos que dentro de poco viajaría a La Habana para llenar los documentos de la lotería de visas. Ezequiel no se sintió motivado por la idea, aunque luego, por embullo, terminó apuntándose.
Cuál no sería su sorpresa cuando en abril de 1995 se enteró que había resultado ganador. Tras el notición, no se lo pensó mucho y ese mismo año se fue a Estados Unidos.
Para ver hasta donde llegaría su suerte, desde que puso el primer pie en Estados Unidos comenzó a jugar la lotería, con la esperanza de un día llegar a ganarse unos cuantos millones.
En julio de 2007, Ezequiel y su familia se encontraban atravesando por una difícil situación económica, y la tan ansiada lotería no acababa de tocarle. Una tarde, en un supermercado Sedanos, un dependiente le dijo que no dejara de jugar, que el premio gordo eran 33 millones. Ezequiel no estaba muy convencido ese día, y de hecho salió del lugar sin comprar su papeleta. Sin embargo, algo lo hizo volverse sobre sus pasos y probar suerte una vez más.
Ese mismo sábado en la noche, la sorpresa que recibió por poco hace que se le salga el corazón del pecho… ¡Había ganado el premio mayor de 33 millones de la lotería de la Florida!
Ezequiel nunca contó lo que haría con todo aquel dinero, pero aseguró que ni todos los millones del mundo iban a hacer que dejara de ser un hombre humilde y sencillo. Según él, siempre supo en su corazón que la suerte lo iba a encontrar, incluso en Cuba.