Varios cubanos han sido detenidos en Florida en las últimas décadas y todos acusados de un jugoso negocio ilegal que le cuesta millones de dólares anualmente al bolsillo de los contribuyentes estadounidenses. “Los cliniqueros”, el dulce negocio millonario de varios delincuentes cubanos.
El dulce “sueño americano” de estos cubanos no se vive a costa de su trabajo, o si, porque “los cliniqueros, como se les conoce en Florida, son delincuentes que se han dedicado a utilizar clínicas de salud privadas para reclamar a compañías de seguros el costo de ficticias agencias médicas.
En el año 2015, el cubano José Gerardo González vio las puertas abiertas del cielo pero la trampa que tenía en mente lo terminaría por llevar tras las rejas.
Cuando descubrió que su estafa estaba siendo investigada decidió huir a México, junto a dos compatriotas suyos cómplices del mismo delito.
Quizás su sueño fue volar a Cuba y gastar, en el placer que le brindaba el anonimato, la fortuna amasada. Sin conocerse el motivo, la cosa no fue asi y González decidió entregarse de forma voluntaria al FBI en el aeropuerto internacional de Miami.
El caso de González no es aislado por raro que parezca, delitos como el suyo vienen sucediendo desde hace más de 20 años en los Estados Unidos, sobre todo en la zona de Florida y los principales encausados son en su mayoría cubanos emigrados.
Los cliniqueros ya no son una figura exclusiva de las novelas pues estos defraudadores son parte del paisaje de ilegalidad habituales en Florida, Estado líder en el índice de esta modalidad de delitos a lo largo del territorio estadounidense.
No es inusual escuchar en una reunión de amigos cubanos en Miami sobre un conocido que llegó con las manos vacías de la nación caribeña y su carrera de medico lo ha convertido en un hombre prospero que ya maneja un Ferrari, el coche preferido de los cliniqueros.
Las fortunas que han amasado los reyes del fraude al seguro médico son cuando menos asombrosas. En el año 2008 fueron imputados los hermanos de origen cubano Carlos Manuel y Luis Benítez, se les imputó el delito de haberles reclamado al Medicare, el programa federal más importante de seguros médicos, un total de 119 millones de dólares.
De esta cifra lograron embolsarse 84 millones de dólares, la mayoría provenientes de tratamientos a pacientes de VIH inexistentes y valiéndose de una compleja red de 11 clínicas de salud privadas.
Actualmente estos hermanos se encuentran fugitivos de la justicia y el FBI cree que podrían estar ocultos en algún país de Centroamérica o en Cuba, nación que se ha convertido en el destino preferido de decenas de cubanos que en los últimos años han timado a seguros médicos en Florida.
El Gobierno estadounidense ha aumentado sus esfuerzos desde hace varios años para intentar contener estas millonarias pérdidas.
Su propósito de eliminar por completo ese tipo de estafas llegó al punto de que fuese creado un organismo especifico en el 2007 que combatía el fraude al Medicare que llegó a procesar a 2300 personas hasta el 2014, entre los que se encontraban 1500 cubanos, todos residentes en el sur de Florida.
Florida se ha convertido en la capital del fraude, donde las loterías falsas y los matrimonios ficticios con fines migratorios son dos de las modalidades más abundantes.
Sin embargo los más sustanciosos son las estafas a la atención sanitaria y las devoluciones fiscales falsas, todas basadas en el robo de identidades.